Trato, rehenes y traición

905 126 15
                                    


Mire a Nathaniel inconsciente en mi regazo y mire a su padre con una sonrisa nerviosa, no fuera a creer que fui quien dejo a su hijo en ese estado. 

—¡Yo no fui! —Exclame, el hombre rodo los ojos y con su bastón movió la cara de Nathaniel y se encogió de hombros.

—Tú no eres a un capaz de tal hazaña.—Comentó. El padre de Nathaniel tenía los ojos más impresionantes que podías ver, sus ojos eran grises azulados como hielo reforzado, intimidaban.

—¿Qué hace aquí? —Pregunte, Cecil Darkness se paseaba por los cuerpo muertos viéndolos con profundo asco, los tocaba con su bastón, estos se reducían a cenizas.

—Vengo a proponerte un trato...O mejor dicho a obligarte.—Sonrió con malicia, maldecí internamente, esto no podía salir para nada bien.

—Suéltelo.—Procedí a escucharlo, el hizo ademan de ir a sentarse y se sentó en un sillón hecho de huesos pintados de negro con almohadones color vino, sillón que apareció de la nada.

El rey de los demonios me conto mi nueva obligación la cual era una total locura a la que me negué rotundamente pero al parecer mi opinión no importaba, así que lo deje hablar y escuche con atención, al terminar el desapareció y Elena apareció, ella me miro apenada.

—Lo siento no poder venir antes, alguna clase ba...—Se disculpaba Elena pero la detuve y le indique que se llevara a Nathaniel, ella desapareció con un inconsciente Nathaniel, al rato regreso por mí.

Aparecimos en la base donde habíamos estado antes, todos estaban ahí, Derek y Nathaniel estaban conscientes, y Derek se veía bastante enojado, algo inusual.

—¿Qué pasa? —Pregunte, Brett estaba tratando de ayudar a Derek, pero este lo empujo haciendo que se golpeara con una pared, Nathaniel intervino y estabilizo a Derek contra la pared detrás de él.

—Paladio tiene a la madre de Derek.—Me susurró Alyda.

—Derek, cálmate, veras que tu madre estará bien—Elena le decía a Derek, pero este la ignoraba y trataba de soltar el agarre que Nathaniel tenía en él.

—¡Esto es grave! —Chilló Mysti entrando en la sala seguida de Alexander.

¡¿Y ahora qué?!

—Paladio sabe que vamos tras él por lo que está tomando rehenes.—Explicó Alexander, Mysti se veía igual que Derek, como si quisiera arrancarle la cabeza a alguien

—¡Se llevaron a mi hijo! —Gritó la bruja mayor con lágrimas en los ojos, ¿Mysti tenía un hijo? bueno, eso era nuevo.

—Lo siento tanto.—Se lamentó Elena.

—Alexander... ¿Has visto a mi hermana? —Pregunte preocupada, acercándome al aludido, el asintió.

—Esta con mi hermana, no te preocupes.—Dijó, asentí un poco más relajada.

—Pero como podría paladio saber que íbamos tras el...Nadie aparte de nosotros sabia esto...A menos que...No.—Alyda balbuceaba.

—¡¿Quién mas sabia?! —Pidió Mysti sujetándola de los hombros.

—Kyle—Susurro Alyda, abrí la boca sin creer lo que había dicho.

—¿Kyle?¿Quién es Kyle? —Inquiría Mysti.

—La muerte—Respondí, todos voltearon a verme incrédula.

—¿La muerte se llama Kyle? —Pregunto Brett con cara de palo.

—También le pueden decir Jude o muerte como prefieran—Me encogí de hombros.

—Si la muerte esta de lado de paladio, ¡No hay nada que podamos hacer! —Alegó Mysti

—No creo que haya sido Kyle.— Dije— ¿Dónde dejaron a la pelirroja? Porque ella sí que se veía sospechosa.

—¿Lynn? —Preguntó Elena frunciendo el ceño, bueno, ese nombre definitivamente ya lo había escuchado antes.

—Si, como sea que se llame, ¿Dónde está? —Pedí.

—Está en la casa.— contestó Nathaniel sin soltar el agarre que tenía en el cuello de Derek.

—¡Vamos! —Alegue, probaría de una vez por todas que esa pelirroja no era más que una vil mentirosa, Alexander se encogió de hombros y chasqueo los dedos.

Aparecimos en la casa.

—Bienvenidos—Saludó Aegis.

—Aegis, ¿Has visto a Lynn? —Pregunto Mysti.

—No, ella no ha estado aquí desde que se fueron todos juntos.—Respondió la tarántula.

—¡Ven! —Exclame— La pelirroja no está aquí, no me sorprendería que este regando toda la información que les saco, ¿En serio fueron tan ingenuos?

Nadie dijo nada.

El teléfono de Mysti sonó, al ritmo de "Gummy bears", ¿Es enserio?.

—¿Hola?

—¡Mysti! Han descubierto su ubicación, ¡Salgan todos de ahí! —Una voz femenina grito del otro lado del teléfono, nadie pudo reaccionar por que la casa estaba abajo ataque, estaba siendo atacada con armas mundanas modificadas, porque una parte de la casa estaba en llamas, el impacto fue tan fuerte que todos fueron lanzados, caí sobre una mesa de vidrio, por lo que mi espalda tenía varios pedazos de vidrios en ella, ¡Que dolor! .

No como pero fuimos tele trasportados, aparecí de rodillas en la sala principal de una mansión, todos estábamos ahí, Alexander puso su mano sobre mi hombros, podía sentir el ardor de los vidrios siendo retirados por si solos y como una aguja caliente cerraba las heridas con suma rapidez, no pude reprimir algunas lágrimas de dolor.

—Animal.—Susurre, Alexander rió tosco

—Eileen, querida siéntate. —Me indicó Mysti, así lo hice, no me importaba si los muebles impecablemente blancos se veían carísimos, tampoco me importaba que estuviera cubierta de sangre y tierra.

—Jared, ¿Qué pasa? —Pregunto Mysti al hombre que entro.

—Ya entramos en ataque, todas las tropas han sido enviadas al salto del Ángel, y el consejo se está encargando de los rehenes, aunque hayamos perdido el factor sorpresa estamos un paso delante de Paladio y sus hordas, El titán arcaico Plata* ha despertado—Explicó Jared, Mysti se veía más calmada después de esta explicación.

—Bueno esa es una buena noticia.—Susurró llevándose la mano al pecho.

—Nosotros también tenemos que estar ahí, será mejor que se preparen, salimos en treinta minutos—Indicó Mysti subiendo las escaleras, Alexander la siguió, fuimos atendidos por unos esqueletos muy amables, los cuales nos dieron ropa nueva y ofrecieron comida.

Me cambie en uno de los cuartos, la ropa que me habían dado era un horror, pero no quedaba de otra.

Salí del cuarto vistiendo un enterizo de un material parecido al cuero solo que mucho más flexible de color negro, y unas botas militares de color negro también, mi cabello lo amarre en una trenza.

—Me veo ridícula.—Susurre viéndome en un espejo que había encontrado en el pasillo.

—Ya somos dos.—Dijo Alyda, ella tenía las misma ropa.

—¿Quién demonios eligió la ropa? —Se quejó Brett, él tenía un jean negro, con un chaleco negro cerrado sin mangas y zapatos militares negros, a Elena tampoco le gusto la ropa porque se sentía desnuda, debido a que los enterizos se apegaban al cuerpo y la tela ni se sentía, Derek no le dio importancia a la ropa y Nathaniel estaba que asesinaba a alguien.

Mysti regreso vestía similar, Alexander tenía un esmoquin, así que no se había cambiado, Tratamos de quejarnos por la ropa, pero no se nos dio la oportunidad, fuimos guiados al techo de la casa, donde había un helicóptero militar, subimos.

Definitivamente no me siento preparada para un combate.

Siete Demonios [Saga Siete # 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora