Traidores, recuerdos Y muerte

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Yin y Yen, eran en verdad amables, en especial Yen, Pero no quería ponerlos en riesgos si me ayudaban. No habian hablado mucho de su conexión con Brett, y realmente no les pregunte al respecto. 

—Entonces buscas a la Muerte...Eso es bueno...Creo.—Comentó inseguro Yin después de un rato de silencio, me habían ayudado con mi tobillo cortado y habían limpiado mis heridas, habíamos caminado como por unos treinta minutos con la suerte de que el ambiente estaba tranquilo y silencioso.

—Yin si no dirás nada positivo, cállate.—Le reprochó Yen negando con la cabeza apenado de la actitud de su hermano.

—La busco porque Mysti quiere que este del lado de los buenos...O algo así, se supone que la muerte no está del lado de nadie, ella se lleva a todos por igual.—Explique mirando al piso, creo que solo querían ver que tan resistente era.

Los hermanos no comentaron nada más, no sé cuánto había pasado tal vez unas cinco horas, habíamos llegado a una pradera, dejando atrás el bosque.

—Hasta aquí te acompañamos, lo siento.—Se disculpó Yen, me gire para agradecerles pero ya no había nadie, estaba sola.

Suspire y empecé a caminar lentamente por el prado, cada paso que daba era como si me apuñalaran el tobillo una y otra vez, a este paso terminare sin pie, podría cortarlo para no sentir dolor o tal vez sentiría más dolor sin pie, no quiero quedar sin pie, quiero comprar zapatos en un futuro, zapatos bonitos. 

Para dejar los pensamientos extraños sobre cortar mi pie, preferí fijarme en el paisaje del enorme prado; las flores del prado son amarillas, parecida a los diente de león que con cada ráfaga de viento salían volando.

—Eileen.—Alguien me llamó, me gire para ver a mi hermana, Amara, luce diferente.

—Amara.—Gritó otra persona, por mi lado paso una versión mía más pequeña y corrió hacia mi hermana abrazándola.

—Te dije que tuvieras cuidado, ven ahí que irnos, mamá y papá estarán muy preocupados.—Le Regañó Amara a la pequeña Eileen, las dos se tomaron de la mano caminando en dirección contraría, por lo que las seguí para poder escucharlas, no parecia que pudieran verme y hasta donde se, esto es una especie de recuerdo. 

—No creo que sea cierto, ellos no se preocupan por nosotras, no nos quieren.—Se quejó la pequeña Eileen con una notable mueca en su rostro.

—Alíen no digas eso, por supuesto que nos quieren.—Le habló Amara divertida, La pequeña Eileen simplemente desvió la mirada sin creer en el tono falso de su hermana. 

Me acerque a ellas hasta caminar al lado de la Amara más joven. 

Amara tenía los ojos tristes,  jamás me había dado de cuenta, en mi juventud Amara jamas se mostro derrotada, al parecer solo lo ocultaba de mi. 

Amara y la pequeña Eileen se convirtieron en flores de diente de león amarillas las cuales se las llevó el viento.

¿Qué había sido eso?¿De dónde había venido?

—¡Ya basta! —Alguien grito, me gire para ver a mis padres y a una pequeña Amara de unos catorce años en medio de ellos con la cabeza gacha.

Me acerque casi corriendo ignorando el dolor de mi tobillo.

—Amara no podemos dejar de hacer lo que hacemos para complacer tus estúpidos caprichos, ¡Ya madura!—Le gritó Mamá, Amara estaba llorando sosteniendo un listón azul el cual apretaba con fuerza.

—Pero...Pero... —Amara trató de replicar.

—Pero nada, mejor vete a tu habitación—Mandó Papá, Amara se fue a la habitación, al llegar a un puerta, que reconocí como la habitación mía y de mi hermana, Amara se secó las lágrimas, sonrió falsamente y entró.

Siete Demonios [Saga Siete # 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora