Viajamos en una casa de Juguete

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— ¿A esto se refería con transporte? —Pregunte incrédula, y es que delante de nosotros se encuentra una pequeña casa de jardín de color rosada, con muchos adornos, además de su pequeña puerta y ventanas con cortinas floreadas, tiene un pequeño cartel encima de la puerta con las letras ''VIP''.

Los demás se veían más consternados de lo que me siento, en especial Nathaniel y Mia, quienes no saben disimular las emociones en sus rostros, especialmente si la emoción es el desagrado.

— ¿Qué Nathaniel's es esto? —Chilló Alyda. La chica rodeó la casa de juguete golpeando con sus nudillos el techo, sonando hueco, por lo que probablemente sea de plástico.

— No uses mi nombre en vano, estúpida. —Nathaniel se quejó ante las palabras de Alyda, en definitiva calificaría a Alyda como la que menos soporta, lo que hace que Alyda se porte peor con él.

— ¿Qué haremos con esto? —Derek gruñó mirando a los lados, pendiente de las miradas ajenas de las personas en el parque, pero nadie nos prestaba atención sorpresivamente.

—No creo que hayan mandado algo que no funcione. —Elena se adelantó colocándose de cuclillas frente a la casita, quito un poco las cortinas de las ventanas, el interior de la casita se veía como el sueño de cualquier niña, rosa y con juguetes.

—Tal vez nos miraron estresados y pensaron que jugar un rato a la casita, nos aliviaría. —Comentó Brett. El chico estaba cruzado de brazos con notable gesto de reflexión.

Las reacciones fueron en su mayoría de chasquidos de dientes de hastió, Mia hasta se adelantó con intención de golpear a Brett, pero no parecía tener el suficiente valor porque se regresó a su puesto inicial a fruncir el ceño al suelo.

—Lo voy a intentar. —Mia se lanzó al suelo y gateando entró a la casita, la puerta se cerró detrás de ella. Elena que esta asomada a la ventana, alza las cejas con impresión.

—No se ve que haya entrado a la casa, debe haber algún tipo de magia indetectable en esto. —Aseguró Elena. —Entremos, debe ser algún tipo de trasladar.

Primero ingresó ella, después le seguí, y en verdad no la encontré en el trascurso de mi gateada por la puerta de la casa, hasta que todo mi cuerpo no paso la puerta veía la casa de juguete, pero en el momento en que mi cuerpo estuvo todo dentro, el entorno cambio drásticamente.

Esto no parecía el interior de una casita de juguete.

Frente a mi ahora hay una sala de estar con muebles modernos y ventanales que muestran el paisaje del parque donde nos encontramos, la parte más llamativa del lugar es la parte de la sala que parece ser la parte delantera interna de un avión con controles, toda clase de botones y dos asientos.

Me puse de pie, alcanzando a ver que Mia viene saliendo de un pasillo.

— ¿Fantástico, no? —Señaló la rubia, esta se sentó en el sofá tomando de una copa lo que parecía ser vino.

—Bastante...Al parecer en esa cabeza rubia platinada no hay solo brillo.—Asentí mirando con atención todo el entorno. Los demás no habían entrado aunque fuéramos quedados implícitamente de que entraríamos todos, por lo que me regrese hacía atrás abriendo la puerta y entrando a la oscuridad, por lo que termine siendo arrojada de la casita al suelo en el parque.

—Entren, ahora. —Gruñí al levantar la cabeza de la tierra sobre la que fui a parar. Los demás entraron, menos Nathaniel que se me quedó viendo mientras me pasaba una mano por el rostro.

—Ven. — Nathaniel me tendió una mano, mire su mano con desconfianza, él no había sido amable conmigo ni un solo segundo, no puede esperar que de repente crea su acto de amabilidad.

Siete Demonios [Saga Siete # 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora