𝐋𝐚 𝐩𝐫𝐨𝐩𝐮𝐞𝐬𝐭𝐚. | • 𝐊𝐚𝐭𝐬𝐮𝐃𝐞𝐤𝐮 •

"𝐁𝐨𝐧𝐢𝐭𝐨 𝐭𝐚𝐭𝐮𝐚𝐣𝐞."

Eran pasadas la hora donde generalmente su café llegaba a su escritorio a cargo de un pecoso de pelo verde, sentado en su silla, revisando papeles, trabajos pendientes, organizando próximas citas o viendo si tenía una ese mismo día, su placer al rechazar proyectos claramente precarios y fracasados al apenas leer la primera oración. Pero ahora estaba en un bar pasadas las diez de la mañana, y decir qué tipo de bar era en el que se encontraba lo inquietaba por el echo de que dentro de sí, sabía cual sería la respuesta que obtendría con tal pregunta.

Apenas entrar al lugar y divisar un escenario al fondo con varias mesas cerca de este ya confirmó sus sospechas del lugar, y su primer instinto era huir de allí, no había sido tan difícil de desifrar el porqué de tan solo que las cercanas de la familia habían ido a acompañarlo y ningún hombre; que fuera homosexual en este acto para salvar su trabajo, no significaba que esto era necesario.

– ¿Katsuki, dónde vas? – preguntó una tierna pecosa, con una sonrisa al ver que el ceniza no se acercaba a las mesas cerca del escenario.

– A-Ah... No soy muy fan de las luces potentes, uso lentes. – no sabía si ese echo tenía algo que ver, pero fué lo primero que se inventó.

– ¡Ow, vamos! – dijo ella tomando su brazo. – ¡No es tan grabe, Izuku te amará igual! – comenzó a caminar a la primera mesa frente al show principal.

Katsuki quería agarrarse de algo y clavar sus uñas allí y no separarse de de ello como había echo con el bote, no quería acercarse más a ese lugar con claramente un poledance en el. Los objetos se iban acercando a él en cámara lenta, teniendo una casi visión de túnel donde no sintió tanto miedo de que su vida peligrando y tendiendo de un hilo por ver esta clase de cosas con su su puesta suegra a su lado hasta ahora, sí, Katsuki estaba aterrado.

Pero su tiempo y mente fueron traídos a la realidad cuando apenas sentarse todas las tenues luces de un momento a otro se apagaron generando un sonido sordo, dónde pudo oir a sus espaldas a varias mujeres y a uno que otro hombre gritando a modo de ovación o suspenso, haciéndo que trague saliva pesadamme, mirando con los ojos retraídos aquellas cortinas color rosa oscuro intenso, esperado a que no se abrieran.

– ¡Espero que estes preparado, por que este es uno de los mejores tesoros que tenemos aquí en Sitka! – habló animada la de ojos ámbar, guiñandole al más alto.

Música comenzó a sonar, música bastante sugestiva. Tomó una vista rápida a sus acompañantes: La de pelo rosa, la de pelo corto, y la madre de Midoriya, todas gritando emocionadas con su trago o cervezas en mano junto a los demás extraños en el lugar.
Esto no podía ir a peor, fué lo que había pensado, pero así fué cuando un reflector apuntó a la apertura de ámbar cortinas llamativas, las cuales se abrieron revelando la figura del mismo mesero al cual le escupió en sushi en la camisa y en la cara.

Bakugou sintió como le colocaban algo en el cabello, dónde salió de su trance de pánico notando que la castaña había depositado un velo sobre sí, insinuando la verdadera razón de esta imprevista salida. La gente al notarlo lo aplaudió con euforia, silbando, gritando, y golpeando las mesas cual cavernícolas con hambre de más carne.
No sabía bien dónde meterse, como salir de aquella incómoda e indeseable situación, pero en cada mirada cual escáner por el lugar buscando una puerta que dirija a su cómodo departamento; se topo con la otra mirada rojiza del pelo rojo del escenario, dándole una media sonrisa y Katsuki tragó saliva otra vez en pánico sonriendo nervioso por aquella mirada.

Mirada que sus "lindas" y "amables" acompañantes no dejaron pasar por alto y solo ignorarla, sino que voltearon mal ceniza el cual estaba perdido en aquel pelirrojo, dónde todos los clientes comenzaron a animarlo a subir al escenario con él antes de ellos, tan solo por ser (al parecer) una despedida de soltero, gritos que lo volvieron a traer a sí y ver la mierda que estaba causando.