"𝐓𝐞𝐧𝐠𝐨 𝐦𝐢𝐞𝐝𝐨..." "𝐘𝐨 𝐭𝐚𝐦𝐛𝐢𝐞𝐧."

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Ante la vista de todos los invitados, podían ver como Inko era subida a una camilla de hospital con una manta sobre ella para acoguerla del frío junto a un respira dos en su rostro. Los médicos se ayudaban para que la camilla entrara en aquella avioneta, y la familia de la peliverde también se había subido para acompañar la en el camino hacía un hospital cercano para atenderla.

Shindou, Hisashi e Izuku estaban sentados junto a la camilla de la pecosa madre mirándola con intensidad y preocupación por su estado, esperando a ver reacción alguna, mientras un piloto y dos médicos se encontraban un tanto más adelante dado a que ya la condición de la peliverde se había estabilizado. Más las las manos vagantes de Inko comenzaron a moverse en busca de sacarse la mascarilla respiratoria, haciéndo que su familia levantara la vista hasta ella.

Inko tomó una bocanada de aire al liberarse del respirador, y mientras se aferraba a la mano de su esposo dijo:

Ustedes dos deben dejar de pelear, sé que nunca estarán de acuerdo, pero... – su mirada sé veía afligida mientras miraba a Izuku junto a su padre. - son familia.

Los tres integrantes de la familia sé miraron entre sí, notando y leyendo el ambiente y lo que la pequeña mujer quería decir, generando que sus labios se fruncieran con cierto pesar, más la de orbes jodes volvió a suspirar y tomar aire para decir algo más, y su familia le prestó toda la atención posible.

Tienes... tienes que prometerme que dejaras a Izuku ser, incluso si no estás de acuerdo. – pidió cuál ruego la mujer mirando al pelinegro.

Hisashi apretó la mano de su mujer. – Lo prometo. – dijo tras unos pocos segundos.

Los ojos temblorosos de la mujer sé dirigieron al peliverde ahora. – Hijo, tienes que trabajar duro para ser parte de esta familia, necesito que lo hagas. – pidió expectante a su respuesta.

Si mamá, lo prometo. – dijo sin pensarlo dos veces, por su madre haría lo que fuese.

Un suspiro aliviado dejó los pulmones de Inko, formando una sonrisa débil en su rostro. – Buen entonces... creo que ya me puedo ir. – término de decir y cerró los ojos manteniendo esa leve sonrisa.

¿Mamá? – preguntó Shindou poniendo su mano sobre la de si madre.

¿Inko? – preguntó su marido al ver que esta no reaccionaba.

El médico nuevamente puso la mascarilla respiratoria en el rostro de la peliverde, y la imagen que se veía de aquella pequeña familia no se podía comparar al sentimiento de vacío que ahora estaban teniendo y enfrentando al mismo tiempo, siendo que este aún estaba en proceso, puesto que por más tiempo que estuvieron volando por las aguas, se sintió que todo había ocurrido demáciado rápido y no les daba tiempo a reaccionar de forma apropiada.

No, no vino nadie por mi. – dijo la dulce voy de Inko.

¿Qué-? –balbuceo Shindou.

Vaya, no me había sentido mejor en años. – dijo con gracia sentándose en la camilla. – Yuga no necesito un hospital, llevamos al aeropuerto. – se dirigió al piloto.

¿¡Cariño fingiste un ataque cardíaco!? – preguntó entre una mezcla de indignación y sorpresa Hisashi.

¡Ay por favor! Era la única forma de que ustedes dos se callaran y fuéramos al aeropuerto. – dijo obvia rodando los ojos.

Izuku se apoyó en el hombro de su hermano mirando a la nada con su rostro pálido, Shindou sonreía aliviado y con cierta gracia mientras acariciaba el hombro de su hermano, conocía las locuras que hacía si madre de eventos en cuando, mientras que el padre de aquella familia sé cubría el rostro intentando recomponerse.

𝐋𝐚 𝐩𝐫𝐨𝐩𝐮𝐞𝐬𝐭𝐚. | • 𝐊𝐚𝐭𝐬𝐮𝐃𝐞𝐤𝐮 •Where stories live. Discover now