"¿𝐘 𝐞𝐬𝐨 𝐯𝐢𝐞𝐧𝐞 𝐝𝐞 𝐭𝐮 𝐜𝐨𝐫𝐚𝐳𝐨𝐧?"

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Los pájaros cantaban al aún ser de mañana y el sol estaba en su punto más alto el Alaska, donde las aguas eran frías llegando a helarte, el olor a rocío era puro debido a la gran cantidad de naturaleza y escasez de urbanización. Lugar dónde familias tranquilas podrían disfrutar de un café junto a un jugo de naranja recién exprimido y tostadas con mermeladas, quizás en una casa no muy lejana de dónde el ceniza salía tirando su pelo hacía atrás mirando a todos lados intentando calmarse a sí mismo.

Katsuki vestía un sweater beige con un abrigo verde y una bufanda negra, sus pantalones eran jeans azules básicos con zapatillas negras. Comenzó a estirar sus manos para quitarse los nervios mientras se pedía a sí mismo cordura y tranquilidad, tanto a su vez mirando a todos lados buscando algún lugar dónde ir aún sabiendo que estaba en algo parecido a la nada, pero divisó que en una pila de troncos para futura leña están apoyada una bicicleta roja con una canasta de paja en su frente, viéndolo como escape.

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Son solo negocios Katsuki, es solo eso. – se repetía a sí mismo una y otra vez mientras sentía la hojas otoñales crujir debajo de las ruedas de la bicicleta.

Estaba yendo literalmente por el bosque, nisiquiera se dió el tiempo de buscar un camino mínimamente establecido por algún humano anterior a él, pero no le había importado, estaba más concentrado en recalcarse que debía ser profesional y a la vez evitando que las hojas de la plantas chocarán con su molesto rostro.

¡Solo es un maldito trabajo, enfocate...! – se pidió con la mirada baja puesta en la rueda delantera, pero en eso varias ramas con hojas de una planta se estrellados con el. – Tsk- ¡Odio la naturaleza, la odio! – comenzó a insultar los paisajes verdes entre dientes.

Insultos, maldiciones y pedidos salían de sus labios a la vez que sus pies aceleraran con los pedales de la bicicleta, dejando que para cuando el ceniza se diera cuenta se arrepintiera de aquel momento de ira incoherente.

¡Detente detente detente-! – decía mientras quería frenar su transporte. – ¡Dije que te detengas maldición! – y con eso por fin la bici se detuvo de ir en cuesta abajo, dónde ya quieto Katsuki comenzó a sacudir aquel transporte y golpearlo mientras lo insultaba.

Estaba cansado, había llegado un límite teniendo que descargarse con un objeto inanimado.
Muchas cosas estaban pasando por su cabeza, y sentía que todavía había mucho más que esperar a venir. Se casaría prácticamente mañana sí era honesto y el día siguiente a ese debía volver a Nueva York, hacer un exámen y pedirle a cualquier entidad que la ley esto de su lado para ello, de lo contrio todos sus años de esfuerzo en soledad no valeriana nada, siquiera podría pisar los Estados Unidos.

Su respiración cansada salió extensa cuando paró de sacudir el objeto y lo miró en silencio. – ¿Qué estoy haciéndo...? – sus brazos se re cargaron el la canasta para luego apoyas su cabeza ahí con cansancio. – Yo solo quería salir a tomar aire. – se recordó con un tono exhaustivo.

Derrepente sus oídos comenzaron a captar sonidos de tambores, más estos eran clásicos trivales y el echo de cómo sonaban los compaces al chocar contra el parche del tambor lo hacía más evidente.

¿Qué mierda es eso...? – Katsuki miró extrañado a la dirección de dónde aquellos sonidos provenían.

Dejó la bicicleta contra un árbol y lentamente comenzó a caminar hacía allí sin saber realmente qué estaba pasando o si habría una posibilidad de qué aún existan trivus, las cuales totalmente si existía aún, el tema era si estas avisaba Alaska.
Pero cuando su camino se vió alto para continuar la guía músical, se percató de qué medio metro abajo y a cinco metros de distancia de él; estaba una mujer haciéndo sonidos extraños de espaldas a él, llevaba un tapado rojo y negro donde tenía bordado a un ave el la espalda, junto a una corona de plumas del mismo color.
Donde en un tronco cortado estaba una radio por la cual salía aquel compás de tambores, junto a qué en el centro de dónde la señora están dando círculos había una fogata de leña en forma de pirámide hueca y en el interior de está estaba el fuego.

𝐋𝐚 𝐩𝐫𝐨𝐩𝐮𝐞𝐬𝐭𝐚. | • 𝐊𝐚𝐭𝐬𝐮𝐃𝐞𝐤𝐮 •Where stories live. Discover now