04. Falsa sonrisa

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Normalmente cuando llegaba su mesada se ponía feliz, pero esta vez no estuvo muy feliz cuando se enteró de que debía de gastar gran parte de esta en ropa nueva porque su primo se casaba en unas semanas y su madre lo obligó a que se comprara algo decente ya que se negó a utilizar traje. 

Los trajes eran aburridos, los viejos y empresarios lo usan, según él. 

—¿Y qué demonios puedo usar además de un traje? —preguntó para sí mismo, pateando una lata que se encontró por el camino mientras buscaba una tienda decente—. ¿Por qué se casa la gente? El casamiento lleva al divorcio, demonios, ¿Por qué me invitan a esos eventos? 

Caminó revisando las vidrieras de varias tiendas, pero todo le parecía asquerosamente colorido, y eso lo hizo bufar, porque ahora varios colores le recordaba a ese rubio del demonio que cada que se lo cruzaba, algo malo le ocurría. 

Estuvo a punto de pasar otro de los locales, pero hubo algo que llamó su atención. Más bien, alguien que llamó su atención. 

Sonrió con malicia, caminó hacia la entrada de esa tienda de ropa masculina con las manos en los bolsillos y una mirada traviesa, como la de un niño a punto de hacer alguna maldad solo por gusto. 

—No me lo puedo creer, solo vistes dos colores y son blanco y negro —dijo cuando llegó a un lado del rubio, ya desgraciadamente, conocido para él. 

Este volteó a verlo muy lento al reconocer esa voz, y lo miró con el ceño fruncido, cruzándose de brazos antes de responderle. 

—En serio, ¿Me estás acosando? —preguntó con una ceja alzada. 

—Ya quisieras —respondió, y bajó su mirada hacia la etiqueta que tenía a un lado del pecho en la cual ponía su nombre: BaekHyun. 

Se dio cuenta, en ese momento, que no sabía su nombre hasta ese momento, lo cual lo hizo sentir al rubio un poco más familiar, cosa que no estaba del todo seguro de si era algo bueno o malo. 

—Si viniste a molestar, mejor vete y no regreses jamás en lo que yo trabaje aquí, gracias —dijo el rubio volteando para intentar alejarse, pero se detuvo al ver al gerente de la tienda mirarlo con los brazos cruzados—. Ouh… 

—Byun, ¿Esa es forma de tratar a los clientes? —preguntó, intentando no hablarle mal. 

—No es un cliente, solo pasaba a saludar, pero ya se va, señor —se apresuró a negar. 

—Pero sí soy un cliente —dijo ChanYeol fingiendo inocencia—. Me acerqué para pedir algún consejo sobre qué comprar, pero parece que la atención aquí no es muy amable. 

El rubio lo miró con una expresión de molestia, abriendo la boca ofendido ante su sucia mentira. 

—Lo sentimos, joven, nuestro empleado es bastante nuevo, no está acostumbrado a socializar mucho con los clientes —dijo el hombre, y acercó al rubio más a ChanYeol—. Se disculpará como corresponde y lo ayudará en lo que necesite. 

—¿Por qué tengo que...? 

—Byun… —nombró amenazante. 

—Pero yo no quiero… —se calló al notar la mirada filosa que le daba el gerente, y bufó antes de voltear a mirar al que vestía completamente de negro, fingiendo una muy forzada sonrisa—. Discúlpeme, ¿En qué puedo ayudarlo muy amablemente? 

ChanYeol le sonrió muy falsamente, aunque solo BaekHyun fue consciente de la falsedad de esta, y luego el de cabello rojo fingió observar las prendas a su alrededor con interés. 

—¿Podrías ayudarme a elegir algo para un casamiento pero que no sea un traje? 

—Por supuesto que sí —respondió, juntando sus manos, manteniendo una sonrisa exageradamente falsa, hasta que el gerente se alejó satisfecho con su respuesta—. Tenemos mucha variedad de colores para ti: negro, negro más oscuro, gris oscuro, gris mucho más oscuro, ¿O prefieres un color que se note que es gris pero sin dejar de ser oscuro? —preguntó con un claro tono de burla hacia su vestimenta habitual. 

Opuestos | ChanBaekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora