#5. -¿Por qué tenías tus... bueno, problemas de hombre?

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#5. -¿Por qué tenías tus… bueno, problemas de hombre?

Terminamos de ensayar nuestra coreografía y yo, aunque no me guste admitirlo estaba transpirando mucho, muchas chicas no se duchan en el instituto, piensan que es asqueroso, pero lo cierto es que no, siempre mantienen las regaderas limpias, obviamente hay que llevar jabón, y shampoo propio. En fin, mi clase de gimnasia toca en la mañana, y si no me ducho oleré como cerdo engrasado con grasa de pescado, talvez exagere, pero lo cierto es que oleré mal, y es en general, todos huelen mal después de una larga clase de gimnasia. Las que nos duchamos somos Zoe, Lacey, Jen, Gina y yo, hicimos nuestras reglas, una se baña y las demás esperan.

Hoy me tocaba de última. Ya en las duchas, cerré la puerta translucida y guindé mi toalla en la puerta para que no se viera absolutamente nada. Me quité las prendas quedando en bragas y sostén y escuché que alguien entró.

-¿Quién anda ahí? –Pregunté-.

-Soy yo, lo siento, ya me voy, olvidé mi peine –dijo Lacey, una amiga-.

-Ok –respondí y me mojé el cabello con el agua tibia-.

Escuché que salió de los vestidores y suspiré, me seguí duchando un rato. De nuevo escuché que entró alguien.

-¿Lacey? –Pregunté un poco asustada-.

-No –rió una voz masculina-.

-¿Quién eres? –Me asusté más-.

-No reconoces mi voz –dijo seductoramente-.

-¿Kyle? -(Kail)

-Sí, nena, abre…

-No, sal de aquí, le diré al entrenador –mi pulso se aceleró-.

-No puedes, no te escuchará. Ahora abre linda.

Me puse mi ropa interior sin secarme, aunque no me había mojado más debajo de los hombros. De un instante agarré mi toalla y me la puse sin que viera siquiera mi silueta. Vi la de él recostado en el marco de la puerta translucida.

-¡Zoe! –Grité-.

-Es inútil –rió-. Ya se fueron todos.

Abrí la puerta, ya estaba en toalla, pero no debí hacerlo, porque entró y me acorraló contra la fría pared.

-¡Suéltame! –Se acercó a besarme, pero puse una mano en su cara alejándola de la mía-.

Lo intentaba empujar, pero no podía, era mucho más fuerte que yo y entonces se me ocurrió algo, seguirle el juego y claro, después arruinárselo.

-¿Querías un beso mío? –Levanté las cejas y puse una mano en su nuca-.

Él asintió. Lo acerqué a mi cara y justo antes de que nuestros labios rozaran le di un rodillazo en su parte noble.

-¡Ah! Estúpida –exclamó-.

-Ups –puse mis manos en mi boca fingiendo pena, pero no evité reír-.

Salí de ahí, agarré mi ropa y me la puse, el no vió porque se quejaba de dolor en el suelo.

Salí de los vestidores y fui a la cafetería, donde pensé que estaban mis “amigos” aunque, con amigos así, para qué enemigos. Efectivamente ahí estaban, en una mesa grande con los demás “populares” eso sí, cada quién por su lado. Los iba a matar a esos dos.

-¿¡Por qué carajo se fueron!? –Les reclamé-.

-Lo siento… ¿Qué te pasó? ¿Por qué duraste tanto?

Its Just A GameWhere stories live. Discover now