#24. No puedo.

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#24. No puedo.

-¿Pero estás bien... con eso de Joshua?

-Oh, claro que sí, ahora que Ryan y yo somos novios... no lo sé, es diferente, es lindo, me hace olvidar de Joshua

-Oww –dijo Zoe enternecida-. Estoy feliz por ti ¿sabes?

-¿En serio?

-Claro que sí, soy tu mejor amiga...

-Bien adiós, te quiero –besé su mejilla y salí de su casa-.

Zoe estaba castigada porque se le había quebrado un jarrón muy antiguo y caro, pero su madre me dejó pasar.

Doblé la esquina y vi a Ryan, fui a saludarlo y al verme sonrió, me acerqué y planté un beso en sus labios.

-¿Qué haces por aquí? –Le pregunté-.

-Salí a caminar, mis hermanos no están en casa y estaba aburrido, ya no tengo la Play Station –se encogió de hombros-. ¿Tú?

-Estaba en casa de Zoe.

-¿Vive por aquí?

-Sí, hacia allá –dije señalando la calle-.

-Oh.

Sonó un trueno muy fuerte y empezó a caer la lluvia empezando a empaparme, Ryan me jaló del brazo hacia él y me cubrió un poco con la chaqueta de cuero que tenía puesta.

-Vamos a mi casa, está más cerca que la tuya –habló por encima de la lluvia-.

-¿En serio? –Pregunté y él asintió, tomó mi mano y empezamos a correr a no sé qué dirección-.

Al llegar a una casa con la parte exterior color café claro nos detuvimos, era bastante grande, tenía tres ventanas en el segundo piso –seguro las habitaciones- una entrada de dos puertas, y escalones para entrar.

-Aquí es –sacó las llaves y abrió, me dio el paso y yo incómoda entré-.

-Linda casa –la admiré en mi sitio-.

-Espera un segundo, voy por toallas –entró a una puerta a la izquierda y salió con dos toallas, me dio una y me envolví en ella-.

-Es acogedora... la casa.

-Sí...

-¿Tus padres?

-No lo sé... ¡Papá!... ¡Mamá!... -Gritó pero nadie contestó-.

-Parece que no están –deduje-.

-¿Quieres un té o chocolate caliente? Ven a la cocina –hizo una seña para que lo siguiera, cosa que hice-.

La cocina tenía una pequeña isla en medio, era muy grande, incluso más que la mía. Mientras Ryan hacía los tés, yo me quedaba en un incómodo silencio. Me dio uno y tomé un sorbo.

-¿Por qué tan callada?

-Oh, n-nada... es... olvídalo.

-¿Es por estar en mi casa?

Me aclaré la garganta y él se acercó a mí.

-Tranquila... -puso su mano en mi espalda y yo puse la taza en la islita y giré a verlo, besé sus labios... eran tan adictivos.

-Ven arriba, me cambiaré la camisa.

-Claro.

Subimos y luego me percaté de que íbamos a su habitación y me puse más nerviosa, me senté en una silla giratoria y el en la cama, se quitó la camisa e intenté no ver algo que no fuera su cara u otra parte de la habitación.

Pero entonces me di cuenta que ya lo estaba besando, sentada en sus regazos, agarrando sus mejillas. Dimos una vuelta ahora mi espalda chocó con el colchón, los besos eras salvajes, nuestras lenguas estaban teniendo una dura batalla. Sus besos bajaron a mi cuello y me quité la blusa rápido, Ryan me contempló unos segundos y volvió a los besos en mi cuello y mandíbula. Arqueé la espalda y sus manos se posaron en mi cintura y desabrocharon luego el cierre de mi pantalón, ayudé a bajarlo y volvió a mi boca, luego a mi cuello, fue dejando besos lentos en mi cuello mientras desabrochaba su pantalón, y me di cuenta que aún no estaba lista. No estaba preparada para esto, estábamos hablando de mi virginidad.

-Ah... a-am... Ry... R-Ryan –se separó un poco y lo miré con los ojos abiertos y la respiración entrecortada-. Lo siento –me levanté de la cama y empecé a ponerme el pantalón con las manos temblorosas-. L-lo siento Ryan –ahora me sentía incómoda, insegura, avergonzada y estúpida-. Qué estúpida que soy –Dije casi inaudible para él-.

-N-no, tranquila... Taylor. Fue mi culpa, por Dios, parezco un desesperado... ¡No pienses que solo quiero eso! Tú en verdad me gustas.

No lo podía ver si quiera a los ojos, podía jurar que estaba pálida. Me puse la blusa.

-S-sí, todo e-está bien... Am... yo me tengo que ir, la lluvia está cesando.

Bajando las escaleras en silencio se escuchó la cerradura de la casa. Mierda. Lo que me faltaba. Una señora y un señor aparecieron dentro de la casa y se me quedaron mirando.

-Ah... mamá... papá... ella es Taylor –me señaló-, mi novia.

-Oh, ¡Taylor! –Exclamó abrazándome-. ¿Se mojaron?

-Sí, estaba lloviendo muy fuerte –respondió-.

-¿Te quieres quedar un rato más? Puedo hacer sándwiches –sugirió la señora-.

-Y-yo... no... gracias, tengo... tengo que irme, lo siento... mucho gusto Sra. Norbey –caminé a la salida siendo seguida por Ryan, cuando me abrió la puerta salí y me di vuelta-. R-Ryan... lo siento, enserio, no fue tu culpa... adiós –dije más rápido de lo normal, sin verlo y empecé a caminar-.

| Ryan |

No sabía qué decir, observé como caminaba lejos y rápido. Eso había sido incómodo y más para ella. Pero ahora no la podía llamar, ni mensajes... ni nada. Entré de nuevo a casa, obteniendo dos miradas potentes que querían respuestas.

-Mamá, no pasó nada –le dije "tranquilo"-.

-El comportamiento de esa chica muestra otra cosa –dijo poniendo sus manos en sus caderas-.

-Te lo digo enserio –inquirí-.

-¿Entonces por qué actuó así la chica?

-Pues porque... olvídalo mamá.

-No. Respóndeme Ryan.

-Bueno... talvez no esperaba conocerlos a ustedes hoy... es todo.

-No me convences, pero te voy a creer –suspiró-. ¿Ya comiste?

-Sí, estoy lleno, iré a mi habitación.

Me lancé a la silla giratoria y bufé con cansancio. Ahora me tomaría como un desesperado, realmente no tenía previsto nada, no tenía pensado nada de eso... Yo enserio la quiero, me gusta y estoy feliz de que sea mi novia, no quiero que eso cambie, por lo menos no ahora.

Its Just A GameWhere stories live. Discover now