Capítulo 1: Primeras impresiones

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Era un día soleado de fines de febrero en la Academia DisneyWorks en donde niños y jóvenes realmente especiales se preparaban para afrontar el pronto inicio del año escolar tras las vacaciones.

La Academia a la que entran es única en su categoría, cuenta con un gran campus con todo lo necesario para su educación, con salas de estudio, laboratorios, comedores, gimnasios y canchas de deportes; además, cuenta con casas totalmente equipadas y con lugares para socializar y entretenerse para que los estudiantes puedan vivir lo más cómodos posible dentro de los terrenos de la academia, pero eso no es lo que hace especial a DisneyWorks. La mayor particularidad de la academia es su diversidad de estudiantes y las sorprendentes habilidades mágicas que algunos poseen. La Academia no rechaza a ningún alumno que quiera entrar y aprender algo especial ya sea aventurándose en el mundo mágico o explorando otro camino relacionado a la robótica, las ciencias, economía o cualquier área de conocimiento. Los alumnos de DisneyWorks van desde seres dotados de sorprendentes habilidades e importantes personas de la realeza, hasta genios y entusiastas en distintas áreas. Guiados por su director Norte y sus profesores, en la Academia todos son bienvenidos a crecer y formar grandes amistades y lazos de por vida.

Hoy, con las clases a solo una semana de empezar, ya se podía ver cómo los estudiantes llegaban al campus y se movían en las distintas construcciones del área residencial. Algunos entraban a elegantes e imponentes construcciones, mientras otros se dirigían a las más sencillas y corrientes, todos sonrientes y con prisa de reencontrarse con sus amigos e iniciar el año académico.

...

Jack Frost llegó temprano a la Academia DisneyWorks a instalarse. Sin sorpresa descubrió que estaría en la misma casa que el año anterior, una linda construcción de madera de una planta ubicada a continuación de una gran extensión de césped que lo separaba del centro educativo y social de la academia. La casa tenía una capacidad para seis personas, pero el año previo solo tres habitaciones fueron utilizadas por él y sus dos compañeros que lo acompañarán este año, uno sería su gran amigo: Hipo Horrendo Abadejo III, un gran vikingo de las islas de Berk con dominio sobre dragones; y la segunda: Astrid Hofferson, la novia de Hipo que al igual que él tiene un gran conocimientos sobre dragones. Este año sabía que no correría con la misma suerte de tener espacio extra en la casa y decidió prepararse para recibir a sus tres nuevos compañeros de una manera muy especial y fiel a su estilo...

Siendo un afamado bromista, Jack no podía dejar pasar una introducción digna de su persona y como cada año prepararía su especial sorpresa. Tras pensar y planear cuidadosamente, decidió que este año sorprendería a los nuevos con una clásica broma viscosa que caería sobre sus cabezas al intentar abrir la puerta para entrar a casa. Era algo sencillo, pero en definitiva involucraría muchos gritos de ellos y risas para él. No tenía claro todos los detalles, pero tenía algo de tiempo antes de que llegaran, solo debía buscar el arsenal de materiales para realizar lo que quería. Debía ser cuidadoso en su plan, pues a pesar de ser temprano ya habían personas rondando el campus, varios estudiantes ya se estaban instalando y los inspectores comenzaban a pasearse por el lugar, en particular uno que cada año trataba de atraparlo con las manos en la masa: El profesor Bunnymund.

Luego de ordenar todo en casa decidió salir a buscar las cosas para lograr su misión, las cuales había ocultado tras una casa al azar en donde si veían no pudieran involucrarlo con ellas. Al llegar a su escondite descubrió que todo estaba tal y como lo había dejado, allí tenía arañas falsas, pintura, cáscaras de fruta desde el año anterior, pescado que había tomado de la comida del dragón de su amigo, huevos en mal estado y plumas de algún animal. ¿Y que usaría? TODO. En un balde puso las plumas y en el otro hizo su mezcla vomitiva especial de bienvenida. Con los baldes listos en una caja y una cuerda para colgar todo, se dirigió a su casa.

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