Capítulo 30: Traitor

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—¿Estás lista, princesa?—preguntó el peliblanco cuando ambos se detuvieron en el bosque luego del término de las clases.

—N-No.

—¡Oh, vamos, claro que lo estás! ¡Vamos a practicar tus poderes!

Confiando en Jack, Elsa comenzó a quitarse sus guantes...el primer par...y luego el segundo.

—¿Lo ves? No era tan difícil—la apoyó Jack

La platinada sonrió, no habían efectos catastróficos como imaginó, no había nieve y solo había bajado un poco la temperatura.

—Ahora enséñame lo que tienes, copito de nieve—la desafió

Elsa asintió.

Se sentía en calma con el peliblanco y la felicidad que él mostraba cada vez que formaba una pequeña nevazón o estructura de hielo, la ayudaban muchísimo y poco a poco volvía a sentir confianza en sus poderes. 

Definitivamente a Elsa le había servido hablar y desahogarse y todo lo que hacía Jack por ella le era tan fructífero que al terminar con la práctica incluso si se atrevió a eliminar un par de guantes.

—Por cierto, Els, recordé que Adam nos dio la fecha del partido amistoso con Works...—le platicó Jack mientras caminaban de regreso a casa—Es el viernes y jugaré yo, Hipo y Kristoff. M-Me encantaría que estuvieras allí...¡Si es que te gustaría ir, claro! No estás obligada a nada

—Allí estaré—aseguró la platinada riendo un poco por lo nervioso que se veía y por lo poco gramaticalmente correcta que fueron sus palabras, pero esta vez no se animó a corregirlo, no quería borrar la enorme sonrisa en el rostro de Jack.

—¡Genial! ¡Ganaremos y te lo dedicaré!

—Sueñas muy alto, Jack

—Por supuesto...además creo que soy el que puede llegar más alto en esta academia, hablando literalmente...nadie más vuela como yo

—¿Y Chimuelo?

—También...pero creo que yo no me congelaría al llegar al espacio y tu tampoco si me acompañas

—Eres un tonto

Elsa siguió riendo y sonriendo por la agradable compañía que era el peliblanco, pero al llegar a casa y abrir la puerta de entrada todo cambió. Los chicos se encontraron de frente con la menor de las hermanas Arendelle que salía acompañada de Kristoff. La pelirroja observó molesta a su hermana por unos segundos y luego pasó por su lado haciendo lo mejor posible para ignorarla antes de alejarse con su compañero.

Inevitablemente Elsa siguió con la vista su camino, ya no con una sonrisa en su rostro pues las cosas con su hermana seguían mal y sabía que era en parte su culpa.

—Todo estará bien muy pronto—la animó Jack captando nuevamente su atención mientras la sujetaba suavemente de los hombros

—Eso espero—suspiró ella acercándose más hasta verse envuelta entre los brazos del peliblanco. 

Sus abrazos siempre la ayudaban a calmarse, le brindaban tranquilidad y se sentía segura y cómoda a su lado.

—Creo que podríamos ir a la cocina a conseguir un poco de helado de chocolate de Jack—sugirió el chico sonriendo cuando ya la vio mejor

Elsa asintió y juntos se adentraron a la casa

...

Durante la semana, Jack acomodó todos sus horarios para estar con la platinada y ayudarla.

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