Le llaman la mujer de ceniza.
Porque le quemaron el alma y le incineraron el corazon.
Pero supo levantarse por su amor propio y sonriendo enfrentó la vida.
Valorándose y respetándose ella misma, y así como el AVE FÉNIX se levantó desde el fuego para...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
.
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Llego a la hacienda Morales y bajo del auto agarrando el maletín. Me acerco a uno de los vaqueros que hay en la entrada.
Elizabeth : disculpa - llamo su atención - soy Elizabeth Elizondo la veterinaria ¿Sabe con quién tengo ir? - le pregunto.
Vaquero : un gusto señorita - se quita el sombrero - si con el administrador, enseguida le llamo - me dice para irse.
Me quedo de pie en la entrada esperando a el administrador, mientras observó a mi alrededor pero no me siento cómoda, tengo algo en el pecho que me dice que al venir aquí algo va a cambiar.
X: disculpe la tardanza, soy el administrador y si me acompaña la llevaré a donde se necesita de su ayuda - dicen a mi espalda y Dios,esa voz me trae recuerdos amargos.
Pero...¿Que hace el en esta hacienda?
Por mi mente pasa la idea que ellos compararon esta hacienda y me odio en este momento por no haberme asegurado que los Morales no vendieron. Me giro encontrando me a uno de los tan odiados hermanos Reyes.
Elizabeth : que casualidad de la vida ,Juan Reyes - le digo con una sonrisa cínica en mis rostro.
El por su parte se queda mudo ante la sorpresa de verme otra vez, seguro pensaron que derrotaron a una de las Elizondo lo que ellos no se imaginaban es que iba a volver más fuerte que nunca y llena de rencor.
Juan : Elizabeth...- dice apenas con su expresión de incredulidad.
Elizabeth : ¿Que paso querido cuñado?... Hay no perdón que todo fue una venganza - le digo con una sonrisa venenosa en mi rostro - ¿Como te encuentras sin norma y mi sobrino? - le pregunto con intención de hacerle daño y lo logro pues su expresión me lo confirma - estás en esta situación gracias al karma y no sabes cuánto me alegro - le sonrió y el aún no sabe que decir.
Me giro con una sonrisa victoriosa aunque por dentro este abrumada, pero una imagen me deja totalmente congelada en mi sitio, es como un balde de agua fría. Y es que veo a Sarita y a Ricardo entrar a la hacienda con las manos entrelazadas, sonriéndose como un par de enamorados, pero niego en mi mente ya que Sarita es demasiado estricta y parecida a mi madre como para frecuentar a este tipo de calaña, pero desecho esa idea cuando los veo besándose.
