Le llaman la mujer de ceniza.
Porque le quemaron el alma y le incineraron el corazon.
Pero supo levantarse por su amor propio y sonriendo enfrentó la vida.
Valorándose y respetándose ella misma, y así como el AVE FÉNIX se levantó desde el fuego para...
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Camino detrás de Fernando y un grito ensordecedor sale de mi, al ver la horrenda imagen frente a mi.
Elizabeth : ¡sultan! - grito mientras me tiro al piso junto a el.
Se ve mal muy mal, esta agonizando, sus ojos me miran y se que no aguantará.
Elizabeth : sultán - lo llamó mientras los ojos se me llenan de lágrimas - ¿que te hicieron bonito? - le preguntó acariciando su pelaje, buscó alguna herida desesperada pero no hay nada - no puedes dejarme - sollozo - eres lo último que me queda de mi padre, eres mi compañero sultán - lloro devastada, noto su respiración agitada, miro sus ojos y veo como poco a poco la luz de estos se apaga - no, no, no... - murmuro mientras lo abrazo llorando, duele demasiado, el ha sido mi compañero durante días, el me hacia compañia cuando no tenía a nadie cuando me sentía sola.
Y ahora solo se ha ido, me ha dejado, lo abrazo fuerte negando me a soltarlo. Lo miro sin asimilar que ya no nos perderemos más en el campo, que ya no está más.
Me duele el corazón y el alma se me destruye al ver a mi hermoso compañero sin vida. Poca es la gente que entiende el dolor de la pérdida de un animal, para muchos es exageración pero arde como los mil demonios y duele como si clavaran una estaca en tu corazón.
Hundo mi rostro en su pelaje negando a irme, pero es cuando escucho una risa, miro a Fernando y la rabia me invade al ver como se regocija en ni dolor.
Fernando : esto podría equivocarte de bando - ríe.
Elizabeth : maldito desgraciado - insulto levantándome - ¿que le hiciste? - grito golpeándolo.
Este me agarra de los hombros para tirarme al suelo de tierra en un fuerte golpe, dejándome aturdida.
Fernando : ni una ofensa más soporto de tu parte niñata, a partir de ahora me las cobraras todas - ríe - aunque ya empezaste a cobrar, porque que éste animal este muerto es tu culpa - acusa y se va.
Las lágrimas vuelven a mi ojos.
Es mi culpa, mi maldita culpa.
Me arrastró hasta sultán acariciando lo por última vez.
