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🫀🫀🫀
—M a v r a—

Aún se encontraba mirando el mar. Extrañaba ser una sirena, su hogar, a su hermana, nadar.

Probablemente el resto de piratas pensaban que estaba loca, no se había movido de ese lugar en tres horas, no dejaba de mirar al horizonte o de dar largas respiraciones, intentando disfrutar el olor del mar.

Pero no le importaba.

Ya se habían acercado unos cuantos hombres a ella, Mavra solamente les gruñía mostrando sus dientes y ellos se alejaban de ella confundidos. Esperaba que todos fueran así.

Mientras respiraba con los ojos cerrados ligeramente, un extraño pero conocido sonido llegó a sus oídos. Abrió los ojos y miró a su alrededor, nadie parecía haberlo escuchado.

Arrugó la nariz al volver a escucharlo, curiosa comenzó a caminar lenta y cuidadosamente por la cubierta de madera, pues a pesar de que había pasado horas de pie, caminar aún le parecía un poco complicado. Mucho más cuando el barco se tambaleaba sobre las olas.

Sigilosa como la increíble cazadora que siempre había sido, logró pasar desapercibida por los piratas cerca de ella, caminó apoyándose de las paredes, barriles y grandes postes, dando pequeños pasos con sus descalzos pies.

Seis minutos después se topó de frente con una puerta alejada de los piratas, de allí provenía aquel ruido. Acarició las figuras talladas en la superficie de la puerta.

Sirenas. Con lanzas en el cuerpo, sin cabeza.

Cerró los ojos y negó, intentando alejar aquel terrible recuerdo de su niñez, cuando asesinaron a su madre frente a sus ojos.

Prefirió alejarse de la puerta, no queriendo averiguar que clase de atrocidad habría detrás de esa débil tabla de madera.

Pero entonces la escuchó.

Esa voz, esa feliz y preciosa voz acompañada de ese ruido.

No dudó en abrir la puerta de par en par, respirando entrecortadamente.

El perro ladró alegre, mirándola y entonces Mavra comprendió porque le parecía tan conocido ese sonido.

En cuanto sus ojos se posaron en el niño y el cachorro frente a ella sintió su cuerpo completo relajarse.

El pequeño la miró curioso, con la cabeza inclinada hacia un lado mientras sostenía a su perrito con sus manos, la estudió rápidamente.

Le parecía familiar...pero nunca antes la había visto, ni siquiera cuando estuvo en la cubierta y ella despertó pudo verla, siempre estuvo detrás de su padre.

-¿Eres la niña que estaba en el mar?-preguntó tímido, mientras Mavra cerró silenciosamente la puerta, mientras una sonrisa amenazaba con formarse en sus labios.

Asintió, sin saber que decir.

¿Debía mencionar que ella era su amiga sirenita? ¿Que tan peligroso sería si alguien los escuchaba y se enteraba de su verdadera naturaleza? Probablemente la matarían.

Y ¿si castigaban al humanito por traición como a ella?

No, no dejaría que eso le pasase.

Así que por seguridad, decidió callarse y no decirle lo muy preocupada que había estado y lo feliz que la hacía saber que estaba bien.

-Si...-respondió en un susurro, dejándose caer lentamente de rodillas sobre el piso mientras el perro no dejaba de mover la cola.-¿Por qué estás aquí encerrado?

The goddess' heart 🫀 beta versionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora