👑CAPÍTULO 2👑

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LYS

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LYS

A nadie le gusta perder nada en la vida, ¿no?, pero no es una opción que esté en tus manos, porque a veces se te es arrebatado, y no por un ser divino, sino por un simple mortal. Y cuando eres un Ebora, estás acostumbrado a ello. Algo que es una jodida mierda.

Mi nombre es Lys, lirio en francés, una flor exótica, resistente y con una fragancia que enamora, representativa de la monarquía francesa desde la época medieval, símbolo de feminidad, pureza, amor y transición.

Existen una infinidad de colores e interpretaciones diferentes. Por ejemplo, el blanco, simbolizan inocencia, el amarillo alegría, el naranja, creatividad, el rojo, el reflejo de la pasión, y los rosas, ingenuidad.

Mi abuelo suele decir que soy un lirio blanco, pero hacía años que mi inocencia había desaparecido, años que la alegría en mí se había extinguido, porque cuando perteneces a los Ebora, nada es permanente.

Pero, aunque no era una opción perder a una persona, si lo era alejarse de otras. Porque no hay nada que perder, cuando nunca tuviste nada.

Miro con frustración la solicitud frente a mí en el portátil, mientras mi cabeza no dejaba de palpitar, incluso mis ojos ardían ante el cansancio. Se supone que esto sería sencillo, ¿no?, ya había hecho lo más difícil, que era lograr tener el promedio más alto de la escuela para solicitar una beca en una universidad extranjera, pero ¿Por qué ahora era tan complicado llenarla?, claro, porque no podía poner la verdadera razón, y esa era que quería escapar de mi familia.

¡Dios santo!, esto es frustrante.

Me sobresalto cuando la puerta se abre de golpe y revela a mi madrastra, con esa mirada fría y carente de toda emoción y calidez, tan característica por significar que estaba molesta.

¿Qué hice mal ahora?, ¿será que descubrió que estoy solicitando una beca universitaria al extranjero?

—Ven aquí —ordena, pero permanecí inmóvil en mi lugar—. Ven aquí maldita sea, ¿Por qué siempre tienes que ser tan retraída? —Avanza hacia mí y me hace poner de pie de golpe, guiándome al piso de abajo.

Mi brazo ardió ante sus uñas clavándose en mi piel desnuda.

—Aquí la tienes —me soltó con brusquedad, provocando que tropezara y cayera al suelo. Apuñe mis manos, intentando contener la rabia.

‹‹No era como ellos, no lo era››. Me repetí una y otra vez, para disminuir la palpitante ira que crecía en mi pecho.

Elevé la mirada, encontrándome con mi padre. Tenía ese brillo en sus ojos, esa sonrisa perversa en sus labios que lo caracterizaba y hacía temer a cada uno de sus enemigos y víctimas.

Se inclinó a mí y acaricio mi mejilla.

—Es hora mi pequeña, de que muestres tu valor y pongas en alto el apellido Ebora.

Amor cruel⭐Where stories live. Discover now