Amor cruel⭐

👑CAPÍTULO 34👑

LYS

Al abrir los ojos, me encontré con una lámpara larga y un techo blanco. No estaba en mi departamento, sino en un hospital. Mire hacia mi costado, ante la sensación de alguien sujetando mi mano.

—¿Davis? —Mi garganta fue invadida por un ligero dolor, como si tuviera anginas.

—Oh, Lys, por fin despertaste, nos tenías asustados —dice, besando mi mano.

La aparté, con asco, para seguido quitarme el respirador.

—¿Qué hago aquí?

—Alguien filtro a tu departamento un gas tóxico —informa—, por suerte Emilio estaba cerca y logro sacarte de ahí.

Un recuerdo fugaz vino a mi mente.

El sonido de la puerta siendo golpeada bruscamente me había obligado abrir los ojos, pero solo esa acción había sido capaz de llevar a cabo, porque mi cuerpo no respondía y mi vista se encontraba nublada. Seguido alguien estaba frente a mí, acunando mi rostro, pero no podía reconocerlo, y su voz era lejana, y no entendible.

Salgo del recuerdo cuando alguien entrar a la habitación y roba toda mi atención.

—¿Por qué dejas que se quite el respirador?, lo necesita idiota —dice Dalas, viniendo hacia mí, tomándolo, para ayudarme a ponérmelo.

—¿Qué paso realmente Dalas? —pregunto, deteniendo su mano.

—No lo sabemos con exactitud, pero Emilio ya está hablando con los encargados de Extremaly. Sabemos que el juego no es exactamente limpio, pero ni siquiera han empezado las pruebas, y ya te han atacado —responde.

—¿Quieres decir que alguien intenta deshacerse de mí?

—O alguien le está dando una advertencia a un miembro de tu familia —agrega Davis, apartando mi mano, para ponerme el respirador, y esta vez no lo impido.

Dalas y yo lo miramos.

—Recuerdo que algo igual paso con Emilio, intentaron asesinarlo mientras dormía, pero en vez de Metano, utilizaron Cianuro, que es mucho más letal, pero eso fue una semana antes de que iniciaran el juego.

—Crees que tenga algo que ver con que sean... tú ya sabes —pregunta Dalas.

—¿Quieres decir bastada?, vamos, dilo, ya estoy acostumbrada a que me llamen así —menciono.

—Bueno, puede ser una opción, tú sabes que la mayoría de los clanes no aceptan que sean tomados en cuenta en este tipo de cosas —dice.

—Lo sé, pero puede haber varias razones, mi familia no es precisamente la favorita de todos —admito.

Ante el sonido de la puerta ser tocada, volteamos hacia ella. Segundos después entra el tío Emilio con un jarro de porcelana con lirios blancos.

—Chicos, porque no regresan a sus casas, cuidaré de ella.

Les dediqué una mirada, no quería quedarme sola con él. Porque existía la posibilidad de que él fuera el que libero aquel gas tóxico en mi departamento, ¿Cuál otra razón habría para que él haya llegado justo en ese momento?, definitivamente el que me estaba dando una advertencia era él.

Ante la mirada del tío Emilio, los chicos avanzaron a la puerta sin decir nada. Claro, Emilio era el más temido de los Ebora.

Cuando la puerta se cierra detrás de ellos, me inquieto un poco.

—¿Qué más pruebas necesitas para darte cuenta de que debes demostrarles que no eres una niña estúpida? —murmura, acomodando las flores del jarrón—. ¿Cuántas veces necesitas que atenten contra tu vida por su propia diversión?

No digo nada, mantengo la mirada al frente.

—Para ellos, eres una bastarda sin valor, que no merece ni siquiera el apellido Ebora —avanza por mi costado, colocándose frente a mí, para encontrarse con mi mirada—. ¿Les darás el gusto que te vean morir pensando eso?, o les mostraras el monstruo que llevas dentro —pregunta.

—No soy un monstruo.

—Todos ocultamos debajo de la piel un monstruo Lys, unos deciden encerrarlos y otros dejarlos salir —menciona—. La pregunta aquí es ¿lo dejaras salir para sobrevivir?, o lo encerraras por temor a lo que digan los demás.

—Yo...

—Lo hiciste una vez, ¿cuán difícil sería dejarlo en libertad de nuevo? —pregunta.

El perturbador recuerdo de aquella noche en el almacén viene a mi memoria de nuevo.

Él desvía la mirada al monitor a mi lado, al alterarse mi pulso a causa del recuerdo.

—Lys —llama mi atención. De alguna manera su mirada parecía distinta—. Yo liberé a mi monstruo por sed de poder —vaya, nunca espere escuchar que lo admitiera—. Loíza lo hizo por mantener en alto el apellido de la familia, por el deseo desesperado de tener la aprobación de su padre, pero tú, has esto por ti misma, para lograr mantenerte viva.

No era tan fácil, aunque ellos lo parecían ver así.

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ALEXANDER

Avanzaba por el pasillo, buscando a Ted, ¿A dónde diablos se había metido?, ambos habíamos acordado buscar a desesperada, pero eso hace ya una hora. Aparte me entere por Lara que esta no había venido a la escuela.

Al salir del edificio, dejé viajar la mirada por los alrededores del estacionamiento, divisándolo en el techo del edificio de artes. Me daba la espalda, pero lo conocía muy bien, teníamos años siendo amigos. Estaba a punto de llamarlo, cuando note otra persona frente a él, no sabía quién era, no podía ver su rostro, porque iba cubierto con una sudadera con gorro. Ambos parecían discutir, Ted lucia muy molesto. Entonces paso algo que no esperaba, el desconocido lo lanzo del edificio, el cual aún no era resguardado por una barda de protección, ya que estaba en construcción.

Corrí hacia él, pero no llegue a tiempo, él cayó sobre un auto que inmediatamente sonó su alarma. Me coloqué a su lado con temor y desesperación, pero cuando se removió con dolor, señal que estaba vivo, sentía alivio.

Elevé la mirada y vi el mechón de un cabello oscuro, más no un rostro. El desconocido huyo, por lo que regrese mi atención a Ted, mientras sacaba mi móvil y comenzaba a llamar la ambulancia, mientras mis compañeros que se encontraban en el área se acercaban e intentaban, al igual que yo, solicitar ayuda.

Mi atención se centró en una pulsera que apuñaba entre sus manos. Ted odiaba las pulseras de piedras, por lo tanto, no las usaba, así que era de aquel ser desconocido que quería asesinar a mi amigo.

NOTA DE AUTOR:

¿Quién creen que esté intentando asesinar a estos dos?

GRACIAS POR LEERME

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