Capítulo 16

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BUENO, OS DEJO CON EL CAP SUUUUUUPER LARGO ;) PERO POR FAVOR, ES IMPORTANTE QUE LEAIS LA NOTA DEL FINAL.

GRACIAS. 

Capítulo 16

(Narra Noel)

El agua de la ducha seguía cayendo sobre sus cuerpos desnudos, mezclándose y ocultando el sudor. Los gemidos de ambos hombres resonaban contra las paredes, amplificándolos en el interior del baño y ocultándolos del exterior, en especial de los oídos de Uriel y Gabriela. El chico pelinegro tenía el pecho y los codos apoyados contra las baldosas de la pared, sintiendo su fría textura en las mejillas mientras Elías empujaba tras de él. El menor abrió más las piernas, haciendo que el miembro del mayor entrase más profundo y tocara su próstata con furia. Gritó. Las manos del mayor agarraron sus caderas con fuerza, acoplándolo al ritmo del agresivo coito. Noel sintió el aliento del mayor en su nuca y, seguidamente, sus labios besando su cuello y hombros.

Tenía miedo, miedo de                que esas simples caricias pudieran reconfortarlo tanto. Temor a caer en sus redes, en algún tipo de telaraña de la que no pudiera volver a salir. Su mente le gritaba que se alejase cuanto antes, que su proximidad era peligrosa y podría acabar de romperlo. Sin embargo, su cuerpo parecía contradecir toda decisión de su parte racional. El deseo carnal era demasiado grande. La atracción que sentía por el rubio era inexplicable.

Mientras era penetrado, Noel fue agarrado fuertemente por uno de sus brazos y girado por Elías, el cual lo estampó contra la pared y lo obligó a mirarle a los ojos. Eran verdes sus orbes, y parecían atraparlo y succionarlo hacia algún tipo de espacio desconocido. Noel, sin ser consciente de sus actos, agarró las mejillas del rubio y, lentamente, posó los labios sobre los suyos. Tan sólo fue un roce que fue creciendo y volviéndose más apasionado al pasar los segundos. Elías le respondió con el mismo ardor, acariciando su espalda y juntando sus pechos.

Pasaron varios minutos de la misma manera, tan sólo besándose y acariciándose, ambos mirándose a los ojos. Hasta que Elías lo cogió por la cintura y lo obligó a rodearle la cintura con las piernas, alzándole del suelo. En un abrir y cerrar de ojos, el miembro del mayor volvió a entrar en Noel, rápido y fuertemente, sin avisar.

-¡Ah! Mierda…- gimió el pelinegro adolorido.

Elías también gimió, esbozando una sonrisa de satisfacción.

-¿Te gusta?

El menor no respondió, consternado por la brutalidad de sus estocadas. Le dolía, pero el placer de sus caricias y sus besos hacían que fuera placentero.

Alzó sus brazos y rodeó fuertemente el cuello del rubio, apretándole el rostro contra su pecho mientras éste seguía empujando en su interior, provocando una fuerte fricción y repetitivos sonidos húmedos que no hacían más que excitarlos todavía más. El escroto de Elías daba pequeños golpes contra sus nalgas, acompañando sus gemidos apagados por el ruido del agua sobre sus cuerpos. Elías mordía sus labios mojados, succionándole el de abajo y juntando sus frentes, sin dejar de mirarle a los ojos, examinándolo y desnudando su alma.

Llegó un momento en que las estocadas eran más rápidas y fuertes que nunca, así como sus gemidos. La espalda de Noel golpeaba fuertemente la pared al ritmo del coito, golpes que dejarían marca en su columna. Se agarró fuertemente a la espalda del rubio, hincó las uñas en su piel y la arañó con fuerza, dejando un surco sanguinolento y provocando un quejido de dolor en Elías. Noel se abalanzó sobre la piel de su cuello y la mordió, a continuación también lo hizo con el lóbulo de su oreja, succionándolo entre sus diente.

-Ya casi… me corro- anunció Elías.

Noel, con la respiración entre cortada y los párpados entrecerrados por el cansancio, se mordió el labio inferior y asintió con la cabeza, incapaz de pronunciar palabra sin gritar. Se acercó a la mejilla del mayor y la besó, llevando una de sus manos a su miembro para correrse él también. Cuando sintió cerca el orgasmo, aceleró los movimientos de su mano y abrió la boca, echando la cabeza hacia atrás y golpeándose contra la pared, lo que le dejó aturdido. Tensó las piernas alrededor de la cintura de Elías, y con un grito ahogado se corrió sobre su abdomen. Poco después, con un sonido grave y ronco, lo hizo Elías en su interior.

MUERTE DE UN CHAPERO (homoerótica) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora