Capítulo 26

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¡MUY BUENAS QUERIDOS LECTORES! (SI, HE COPIADO UN POQUITITO A RUBIUS JIJIJI)

POS BUENOM CREO QUE ESTE CAPITULO OS GUSTARA MUCHO. HAY LUISXURIEL, JAJAJA. TAMBIEN SE MUESTRA UN POCO EL PUNTO DE VISTA DE MARC. PERO, LO MÁS IMPORTANTE, ES QUE POR PEIMERA VEZ, NARRA ELIAS.

PD: EL DE LA FOTO ES LUIS. MUY SEXI EN MI OPINIÓN.

ESPERO QUE OS GUSTE ;)

Capítulo 16

(Narra Uriel)

Todavía sin abrir los ojos, Uriel sintió unos constantes pinchazos en su cabeza, como si la sangre estuviera bombeando con mucha más fuerza en esa parte de su cuerpo. Moviendo ligeramente sus extremidades y sintiendo la superficie dura y fría bajo su espalda, frunció el ceño. Entreabrió los ojos azules varias veces, parpadeando con rapidez e intentando incorporarse. Pero no pudo, puesto que un peso sobre su estómago no le dejaba moverse con libertad. Uriel aguantó un grito de espanto cuando se dio cuenta de que había una persona sobre él, imposibilitándole cualquier movimiento. También se percató, cuando notó el dolor de su cuello, que ambos estaban dentro de una bañera. Le recorrió un escalofrío cuando pensó en Carlos duchándose dónde estaba ahora mismo. Aguantó una arcada de repulsión.

El dolor de cabeza se incrementó, y tuvo que volver a cerrar los ojos masajeándose la sien. Cuando los pinchazos cesaron un poco y su mente volvió a la realidad, se fijó en la persona que dormía plácidamente sobre él. La postura en la que estaban tumbados era un poco incómoda, puesto que estaban en una bañera, pero la respiración del individuo y su calor hizo que Uriel se sintiese algo más reconfortado. No podía verle bien la cara, puesto que todavía seguía oscuro y apenas podía ver su alrededor con un poco de claridad. Dedujo que todavía sería de madrugada. Lo que si supo, fue que la persona sobre él era un chico, puesto que sentía su parte baja presionar contra uno de sus muslos. No era buena idea tener tan cerca a otro hombre cuando, hacía poco, había comenzado a dudar de su sexualidad. Comenzó a ponerse nervioso y le entraron ganas de salir corriendo, y eso sólo le confirmó más lo que llevaba temiendo; era definitivamente homosexual. Era una mierda, pero al menos sabía que su hermano también lo que era y que no le juzgaría por ello. Lo difícil sería compartir ese secreto a sus compañeros, y eso si se atrevía a hacerlo. Por otro lado, no tenía la obligación de contárselo a su clase, ya que apenas tenía relación con la mayoría de ellos. Uriel decidió dejar de pensar en ello, ya que ni siquiera él estaba seguro de lo que sentía.

Zarandeó un poco el cuerpo sobre él, siseando con la boca e intentando despertarlo. No consiguió nada más aparte de un gruñido, un gruñido que le sonó demasiado familiar. El chico se le arrimó todavía más, balbuceando en sueños. A Uriel se le heló la sangre; era Luis. Por alguna extraña razón, saber que era el de ojos negros el que estaba sobre él lo desesperó más. Cogió al chico por los brazos, quitándoselo de encima con cuidado y lentitud. Al final, después de varios minutos, logró sacárselo de encima sin que éste se despertara. Al salir de la bañera, tanteó la pared en busca de algún interruptor. Después de varios intentos fallidos, lo encontró y encendió la luz. Centró su mirada en el fondo de la bañera, dónde Luis dormía plácidamente boca abajo. Uriel se preguntó, una vez más, como podía haber acabado en una situación tan ridícula y comprometida, tan extraña. “Esto me pasa por hacer caso a imbéciles”; se reprendió recordando horas atrás, bebiendo gracias  a la insistencia por parte de Luis. A partir de la tercera o cuarta copa de cerveza ya no recordaba nada, ya que nunca había bebido y para haber sido su primera vez se pasó de litros.

Uriel se dio cuenta, entonces, de que la bragueta de su pantalón tejano estaba abierta y que su camiseta estaba algo deformaba por la parte del cuello, como si hubiesen tironeado de ella hasta dejarla dos o tres tallas más grande de lo que era. Apresuradamente, se acercó al espejo frente a pica, y ahogó una exclamación de sorpresa al ver un par de moratones en su cuello, seguramente hechos por la boca de alguna de las persona de la fiesta. Tenía un aspecto horrible, con ojeras adornando sus ojos y la piel pálida, así como su cabello despeinado y desgarbado. Hizo una mueca de fastidio. Lo peor era que no se acordaba de nada, no sabía si había perdido la virginidad o no, no sabía si había hecho alguna estupidez de la que se podría arrepentir más adelante.

MUERTE DE UN CHAPERO (homoerótica) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora