Capítulo 1

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Capítulo 1

-Eso ha estado muy bien- dijo el hombre lanzándole un puñado de billetes al chico de tez blanca, pelo negro y los ojos color gris ceniza- Puede que lo repita algún día, Scream.

Noel sé quedó apoyado en el muro, y deslizó su espalda por la pared hasta quedar sentado en el suelo, con una desagradable sensación a la que ya estaba acostumbrado. A sus veintiún años, luchaba por mantenerse a él y a sus dos hermanos, a la vez que pagaba las deudas dejadas por sus padres antes de morir hacía ya varios años. Tenía dos trabajos, y aunque uno de ellos fuera humillante y asqueroso, era lo único que conseguía darle el suficiente dinero como para vivir. Su otro trabajo, era a media jornada en una frutería. Su pasión siempre fue la música, quiso continuar tocando el piano, pero tuvo que dejar sus deseos a parte por el bien de sus hermanos.

Se subió el pantalón tejano hasta los muslos, y sacó un pañuelo de uno de los bolsillos para limpiarse la piel y la gran mancha blanca de su camiseta. Luego se levantó dolorido, y dirigió su mirada a los demás chicos que merodeaban por la estrecha calle en busca de algún cliente. Al principio, cada vez que alguien solicitaba sus servicios se sentía sucio, y mal consigo mismo, pero después de algunos meses acabó acostumbrándose. Caminó por las calles tiritando, en un 15 de abril era raro que hiciera frío en Barcelona. Antes de entrar a su pequeño apartamento, respiró hondo, intentando animarse para recibir a sus hermanos.

-¡Noel!- una niña con el pelo castaño claro y rizado, y los ojos color miel se abalanzó contra Noel y lo abrazó de la cintura- Por fin has llegado, Uriel no me ha hecho caso hoy...

-¿Cómo que no le haces caso a Gabriela?- dijo Noel dirigiéndose al chico sentado en el suelo con la vista clavada en el televisor.

Se dirigió hacia su hermano quitándole el mando de las manos y apagó el aparato.

-¡Oye, que lo estaba viendo!- gritó indignado.

-A ver...a ti te pasa algo- Noel se sentó con él al igual que su otra hermana- ¿Qué ocurre?

El chico se quedó un momento en silencio, mirando a su hermano mayor mientras una lágrima caía por su mejilla.

-¿Yo no puedo hacer nada?- preguntó con voz temblorosa el muchacho de cabello castaño y ojos verde oscuro.

-¿Qué?

-¡No soy estúpido, que voy para dieciséis años ¿Crees que no he visto todas esas facturas en el buzón?!- dijo llevándose una mano a la cabeza.

Noel se quedó sin palabras. Él procuró que sus hermanos fueran felices, revisaba continuamente el buzón para esconder las facturas que tenía que ir pagando poco a poco. Pero su hermanito, como bien había dicho, no era tonto, todo lo contrario, quizás era el más inteligente de los tres. Le indicó a su hermana menor que fuera a su habitación, y después de un bufido se encerró en su cuarto. Después colocó una mano en el hombro de su hermano.

-¿A qué te refieres exactamente?

-Yo ya sabía que teníamos problemas económicos, pero no me habías dicho que estábamos tan mal- dijo Uriel quitándose la gafas para secarse los ojos- Nos lo estabas ocultando, ¿verdad?

Noel pasó un brazo por la espalda de su hermano y lo acercó más a él, luego levanto la mirada y se enfocó en el blanco techo.

-La verdad es que te lo estaba ocultando a ti, porque aunque Gabriela hubiera visto todo el panorama, a sus diez años no habría entendido nada- dijo Noel con cierta nota de amargura- Y de momento es mejor así, quiero que seáis felices. Al menos nuestra hermana todavía está fuera de toda esta situación.

-Yo soy feliz, pero me da rabia no poder hacer nada...- Uriel se aferró más a su hermano y éste le dio un tierno beso en la cabeza- Seguro que tendré que dejar el instituto y buscarme un trabajo para ayudar...

-¡No lo hagas!- dijo Noel muy serio mirando a su hermano a los ojos- No dejaré que abandones tus estudios, tienes que esforzarte para tener una carrera y luego buscar un trabajo digno.

-Pero...

-Nada de peros, no seas tan estúpido como yo...

-Pero no quiero que sigas vendiéndote así, no me gusta- dijo el menor poniéndose sus gafas de nuevo.

-Ya estoy acostumbrado, no le des tanta importancia, lo hago para mantenernos.

Uriel sabía cuál era el trabajo de su hermano; Un día, cuando Noel volvió a casa después de su primera experiencia en las calles, el menor lo escuchó llorando en silencio encerrado en el baño. Noel no supo dar ninguna explicación, y lo único que pudo hacer fue contárselo. Uriel siempre aceptó lo que hacía su hermano, sabía que necesitaban el dinero, pero a la vez sentía lástima.

-Se supone que ese tipo de cosas las tendrías que hacer con la persona que amas, no con cualquiera...

-Lo sé, cuando encuentre a ésa persona ya hablaremos- dijo Noel levantándose mientras le revolvía el pelo- Ahora en serio, no dejes tus estudios. Eres muy inteligente, dedícate a lo que tú desees. Yo me encargaré de daros lo que necesitéis, y cuando seas tú el que gane dinero, entonces podrás ayudar.

MUERTE DE UN CHAPERO (homoerótica) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora