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Lamento la tardanza con la actualización, ya saben, cosas aquí, cosas allá y siempre algo estorba, pero gracias a Saky DaNy, aquí tienen la continuación de la historia.

Muchas gracias por leer, nos vemos en la siguiente entrega, se cuídan ¡Bye-bye!

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Sanji despertó en similitudes a haber tenido una gran borrachera con sus nakama; el dolor de cabeza, la punzada en su estómago y ese sabor amargo en su boca... sin embargo, al tratar de moverse no pudo. Sus brazos y piernas (especialmente las ultimas) estaban unidas con fuerza a una camilla metálica, soldada al casco del barco para evitar que se zarandeara.

Miró con atención en todas direcciones, cuarto blanco, tazones grisáceos, pinzas, bisturís, ajugas de todas en todos tamaños; sí en definitiva se trataba de un consultorio mucho mas grande que el de Chopper y sobre todo, mucho mas escalofriante.

Forcejeó con las pocas fuerzas que poseía en ese momento, pero fue inútil; esas malditas cadenas parecían estar echas de una aleación difícil de romper, en otras circunstancias si las abría podido arrancar de tajo con una de sus fuertes piernas, no obstante en ese instante, difícilmente logró recuperar el aliento luego del intento fallido.

Por fin, minutos más tarde que se hacían eternos, dos sujetos vestidos como médicos se presentaron ante él.

— ¡Oí, malditos! ¡¿Quiénes son?! ¡¿Qué quieren?! — gritaba intentando liberar sus manos. — ¡Contesten, miserables mierdosos! — gritaba rabioso quedándose sin aliento.

— Sanji-Sama, le pido que se calme de lo contrario, podría hacerle un mal mayor. — mencionó por fin el medico oficial a cargo de sus valuaciones, mientras entraba por la puerta de doble bisagra y ventanillas redondas por donde apenas y se lograba ver un rostro.

Por supuesto que Sanji lo recordó.

Un poco más viejo, caminando levemente encorvado pero, no había duda, esa voz era la misma; cuando evocó memorias de su niñez en las cuales el maltrato estaba siendo secundado por su propio padre y, esa voz se escuchaba de fondo, tragó saliva; un horrible escalofrío lo sacudió, supo más o menos que ocurría y no se tenía que ser un maldito genio para entenderlo: Genética + bebé= Germa y su estúpido afán de crear a un soldado perfecto.

— ¡¿Qué rayos significa eso?! — Sanji se mostraba furioso — ¡¿Dónde esta el maldito bastardo de Judge Vinsmoke?!¡Ya no tenemos asuntos pendientes él y yo!

— Y precisamente por eso, él no está; — contestó sin muchas ganas. — No le haremos ningún daño, a no ser requerido. — continuó con su discurso innecesario, ignorando las ordenes que Sanji gritaba, mientras ojeaba unos papeles. — Solo requerimos de unas muestras sanguíneas, y de ser posible, contar con su cooperación para que todo marche sobre ruedas.

— ¡No me importan tus estupideces! — gritó con mas fuerza, una que incluso le raspó la garganta y le ocasionó una punzada en su vientre.

— Lo siento mucho Sanji-Sama, pero todo esto es por orden de Judge-Sama.

— Si no me liberas, ¡Hundiré todo este maldito barco! — agregó para luego tratar de tomar aire profundamente intentando recuperar su postura intimidante.

Pero, sinceramente comenzó a perder la valentía al observar todos los artiluchos que estaban aproximando.

De la nada, la platica con Reiju acerca de lo que hicieron con su madre cuando estaba embarazada comenzó a retumbarle en su ser, ahora comprendía bien el dolor que tuvo que superar para poderlos ver con bien, ahora Sanji estaba en la misma posición que su adorada madre; las palabras con ese maldito no servían de nada, lo que tenía que hacer era salir de ahí lo mas rápido posible.

Candy Cotton BlueWhere stories live. Discover now