Capítulo 30: Que lo nuestro se quede nuestro.

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Sólo tú y yo conocemos la historia
Porque tú y yo la escribimos
Y no permitas que nadie te venga a decir otra cosa
Porque aún existe la gente que odia a quien toca la gloria

Narrador:

Era un día importante para la familia Mendiola-Sáenz, pues Humberto y Teresita cumplían 38 años de casados, todavía recordando la primera vez que se conocieron en la universidad.

Humberto venía de una familia poderosa económicamente y muy bien catalogada por la incursión en los negocios. Él siempre al lado de su inseparable amigo Julio Villarroel y su novia Susana Drummond. Los tres estudiaron en la universidad Tecnológica de Monterrey administración de empresas. Por eso desde niños soñaron con crear una empresa, donde no solo pudiera unirlos la amistad, sino también los negocios.

En el primer año conocieron a Teresita Sáenz una joven dedicada y estudiosa que se ganó a pulso la entrada a la prestigiosa universidad, a través de una beca. Teresita creció en una familia de clase media, que le inculcaron los mejores valores y a luchar por lo que siempre quiso. Desde que conoció a Humberto se enamoró de él, y por su parte para Humberto, Teresita fue la pieza que necesitaba para completar su vida, gracias a ella, él pudo realizar muchos sueños y aprender más acerca de la administración y las finanzas; Humberto y Julio siempre supieron que sin sus mujeres, Conceptos nunca hubiera llegado a crecer tanto como lo logró en su administración.

La relación de los dos no fue fácil, ambos lucharon contra todo para estar juntos. Quien viera a Teresita Sáenz de Mendiola no imaginaria lo que tuvo que sufrir por conseguir lo que tiene.

Después de mucho tiempo y sin autorización de los padres de Humberto se casaron y construyeron un hogar armonioso, después de 5 años de casados la llegada de Fernando para los dos fue el mejor momento de su vida, llegó para iluminarles la existencia.
Y también para Teresita fue la oportunidad perfecta de demostrarle a su suegra que ella fue la mejor elección de su hijo. Con el pasar de los años la unión con los Villarroel creció, aumentando la sociedad que tenían y el lazo de amistad que siempre los mantuvo juntos. Para ellos la muerte de sus mejores amigos fue un golpe muy duro y más sabiendo que habían dejado tres hijos pequeños. Ana Leticia de 13, Ariel de 9 y Marcia de 6 años respectivamente, por eso decidieron criarlos como sus hijos, trataron de darle lo mejor a cada uno de ellos, tal vez sin darse cuenta que alejaban a la luz que iluminó su existencia. Fernando con 8 años después de la llegada de los Villarroel no volvió a ser el mismo.

Trataron de hacer su mejor esfuerzo pero no fue suficiente, pues Humberto se concentró tanto en la empresa que dejó de lado su familia. Mientras que Teresita se dedicó un poco más a Marcia, sin quererlo era la más pequeña y vulnerable, la que sufría más la pérdida de sus padres, por eso cuando creció y se convirtió en una mujer excepcional, pensaba y quería que fuera la mujer de Fernando. Su hijo merecía alguien como Marcia fina y recatada. Ella la crió para ser la señora Mendiola, por eso cuando supo que no se casarían fue un golpe muy duro, y más al enterarse el motivo de la ruptura.

Para Teresita no había ninguna mujer perfecta para su hijo que no fuera Marcia Villarroel. Sin embargo, el destino le jugó una mala pasada y ahora al ver a Marcia casada con Octavio al lado de su hija Meredith pudiera pensar que ese matrimonio que idealizo nunca hubiera funcionado. Pero no podía concebir que después de tanto tiempo su hijo siguiera enamorado y detrás de Leticia Padilla.

Teresita en el fondo sabía que Letícia era como ella, una persona fuerte, con valores que luchaba por sus sueños, pero no podía aceptar que su hijo después de todo, todavía insistiera con eso. Leticia era una mujer divorciada y la señora de Mendiola no podía ser divorciada, menos cargando un pasado como el que cargaba Leticia, por eso aunque pudiera admirar su fortaleza y valentía, no era digna de ser parte de una familia que ella construyó con valores morales y éticos, pero sobre todo lo que importaba más para Teresita era lo que pudiera decir la sociedad. Pareciera que con los años aquella joven humilde y sincera había terminado en una mujer arrogante y orgullosa que le importa más la opinión de la gente que lo que pueda sentir su propia Familia.

La Fea Más Bella: Todavía no te olvidó. Where stories live. Discover now