55

636 57 172
                                    

—Me alegro que estén cómodos, enserio, no podría estar más contento por ustedes, ¡¿pero podrían largarse de una maldita vez de mi cama?!— grito Edd a ambos chicos que habían invadido su espacio.

Tom y Matt se apartaron asustados de los costados del castaño, mientras Tord yacía sobre una banca sin haber hablado durante varios minutos. Su sorpresa se había hecho notar en su cara por el grito, pero inmediatamente cambio a una confundida cuando sus pies fueron tirados al suelo.

—Muévete imbécil— fue Tom, sentándose a un lado suyo y recibiendo como respuesta un resoplido.

Matt tuvo que acomodarse en el suelo, mirando a un espejo como consolación a su pequeño susto anterior.

—Tranquilo Matt, incluso asustado te ves muy guapo— halagó a su reflejo— gracias, tú también te ves muy guapo.

Edd suspiro, ¿ellos eran sus amigos? Ahora se daba cuenta de las decisiones de su vida; no habían sido tan buenas. Tal vez sin esos amigos hubiera sido millonario, pero no, sus amigos gastaron todos sus ahorros en espejos, alcohol y artilugios inútiles.

¿Dónde mierda estaba su auto de lujo y su mansión? Aún más importante, ¿su piscina de coca cola?

Además, su casa parecía una base militar... ¿Si quiera tenía sentido común su vida? Aunque debía admitir que eso era un tanto genial... Y se la había pasado bien con sus amigos.

No, no, no, él aún quiere su piscina. Ahora ya tiene una meta.

—Tch, háganme un favor y cuiden a Ringo; la abuela de Matt se accidentó de nuevo. Tengo miedo de que la próxima vez se caiga junto a ella o la aplaste.

Matt asintió en respuesta, incluso había pensado que sería buena idea ponerla junto a Edd, así mataría dos pájaros de un tiro en tener que cuidarlos.
Justo cuando iba a abrir la boca para sugerir, fue callada por el de cabello castaño.

—No quiero a tu abuela en mi cama, Matt. Ya lo habíamos hablado, ¿recuerdas?

El pelinaranja se quedó atrapado en sus pensamientos, plasmando una sonrisa. Los tres lo miraron extrañados, pero en este punto sabían lo que eso significaba; su amigo no había escuchado nada de lo que le dijeron.

—¿Pueden o no pueden?— apartando la mirada del otro, interrumpió Edd a la contemplación de la tontedad.

—N...— y antes de que pudiera si quiera decir una palabra Tom, tuvo el mismo destino que el narcisista y fue detenido.

—Que amables, gracias, será suficiente cuidarla hasta que la abuela de Matt se cure de la pierna o se consiga otra.

Mientras que Tord... Tord en este punto ya había imaginado su casa llena de pelos por doquier, no sabía si estar abatido o reírse de Tom, después de todo su trabajo no es limpiar.

—Seguro— respondió el noruego con una sonrisa.

El de azul se sentía ofendido y reprimido, ¿a caso a nadie le importaba su opinión? Él era el que tenía que limpiar la mierda del gato.

—Pasen mañana, hoy le llamaré a la abuela para que los espere.

Maldición.

Tom solo pudo aceptarlo a regañadientes, de todos modos a nadie le importaba su opinión.

—Bien...

El de la cama observo a los tres, posteriormente al reloj de esa habitación, y nuevamente a los tres; repitiéndose el ciclo hasta que se detuvo. Por alguna razón se veía decidido.

—Bueno, ¿ahora pueden irse? Estoy cansado y quiero dormir— señaló a la puerta, fingiendo un bostezo a la vez.

—Pero Edd, a penas son la una— hablo el narcisista, mirando el mismo reloj que Edd había estado observando.

InestableWhere stories live. Discover now