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¿Cuántas veces he sangrado el día de hoy?, ¿acaso ya no me importa?

Me siento tan roto, tan vacío, tan nada... tal como esta habitación destrozada, con las paredes manchadas de rojo y sus muebles hechos mierda.

Los objetos quebrados; las heridas abiertas que habían rozado a la muerte sin temor días pasados; y aquellas gotas con olor a metal. Todas y cada una de ellas me representaban, uniendose y destrozandome.

Ahora me encuentro tirado en el piso, desangrandome sin que me importe a mi mismo. Las llamadas pérdidas se fueron acumulando, al igual que mensajes sin ver...

Estrés, tabaco y mucho dolor...
¿En qué momento comenzaron a ser parte de mi vida diaria?

Ahora no importa, es tarde para arrepentirse...

No me importa ya nada, al punto que los remordimientos no tienen espacio en mi mente. Sin embargo, las debilidades existen; mi pasado, mi presente y futuro.

Todo se escapa de mis manos...

No puedo controlar nada de mi, ¿tal vez sea un monstruo?

Solo debería aceptarlo, aceptar mi destino y por primera vez... tener un lugar para mi.

Mis ojos comenzaron a pesar y mi mente a distorsionarse, hasta que todo comenzo a desaparecer, esuchando por última vez, a lo lejos, una voz.

...

Las cosas quebrandose se habían detenido, escuchandose al final un gran estruendo.

Había estado esperando que el estúpido se calmara y parará de gritar, pero vaya que su coraje tardaba en bajar. Desde que el se logró levantar por su cuenta habían pasado diez minutos y a partir de ahí, él cerró la puerta estando furioso, gritando y rompiendo cosas.

-Hey Tord, ¿puedo pasar?-pregunté mientras me encontraba atrás de la puerta, esperando con impaciencia su respuesta.

Pasaron los minutos, y no escuche ningún ruido proveniente de adentro.

-¿Tendré que regresar a ese basurero?-pensé, negandome por completo a volver a esa mierda, creyendo que el Commie se había tranquilizado.

Entre a la habitación sin permiso. Si tenía suerte puede que Tord aún siga ebrio, así tal vez si se lo propongo nuevamente, me diga que si la escoria esa.

Y más estando deprimido...

Al ya pasar y cerrar la puerta, mire los alrededores del cuarto, notando como las paredes ahora estaban abolladas y ensangrentadas, las cosas rotas y la cama desordenada. La lampara se prendía y apagaba, buscando permanecer iluminando, hasta darse por vencida.

-¿Tord?-volví a preguntar, pero el silencio permanecía.

Camine unos cuantos pasos, hasta sentir como mis calcetines se empezaban a humedecer por algo frío y espeso.

Miré el suelo, encontrándome a un Tord inconsciente, rodeado de sangre, que si bien no era mucha, era lo suficiente como para hacer pequeños charcos.

Pero... por un segundo, solo un segundo, un pensamiento de matarlo con mis propias manos paso por mi cabeza...

Suspire, para luego, con todas mis fuerzas, después de agacharme, levantarlo y dejarlo sobre la cama.

Busqué en cada rincón de la habitación, hasta encontrar vendas, que si bien no estaban del todas limpias, servirían.

Fui por alcohol y algodón, que me servirían para desinfectar la herida, además de una toalla limpia del baño.

InestableWhere stories live. Discover now