⚔Capitulo 4: Evaluación

1.3K 133 9
                                    

Desde pequeña he encontrado un mejor amigo, un aliado y apoyo en mi padre, la manera en que soportaba a esta gente y jugaba para el otro bando siempre la admire.

Al igual que con la tia Lyme, deseaba parecerme a él, su carisma y calma y en cierto punto lo hice.

Pero cuando un montón de pretensiosos habla sobre como debería de tomar el tonto liquido ese que te hace vomitar para seguir comiendo, siento deseos de ahorcar a mi padre.

Mi espalda duele, mis brazos y nudillos gritan de sufrimiento, el labial rosa quema la visible cortada en mi labio que todos ignoran y una fina capa de rubor cubre el recordatorio que tanto Ian como Mia me golpearon hoy.

Muevo mis pies inquieta y ahogo una mueca de dolor al sentir el borde de los tacones rozar mis llagas gracias a las zapatillas nuevas de hoy.

-Helena querida, ¿Tu quieres un poco? -pregunta un hombre cuyo nombre no me moleste en conocer mientras acaricia mi mano de manera asquerosa.

Quito mi mano como si la suya quemara haciéndolo fruncir el ceño y cuando estoy por mandarlo a la mierda una mano se desliza suavemente quedando sobre mi cintura.

Al ver al dueño suspiro relajándome un poco, por el contrario del señor quien suspira cabreado como si acabaran de robarle a su presa.

-Discúlpeme señor Powell, pero ya es algo tarde y debo acompañar a mi chica a su departamento -se escusa sonriendo de manera deslumbrante y estoy muy cansada como para alejarlo, sonrojarme o confundirme.

-Gracia cariño -murmuro con un suspiro cansado muy real mientras me abrazo a Finnick y sonrió levemente. Distingo la mirada de mi padre a lo lejos y la ignoro sabiendo que esto será una nueva interrogante.

-Con permiso -se apresura Finnick al ver que el señor esta por discutir y me lleva hacia el jardín prácticamente sosteniéndome.

-Espera -pido en cuanto salimos del salón y me quito los tacones quedando ahora un poco mas lejos de su rostro. Mi 1.72 es nada contra su 1.81.

En cuanto lo hice los arroje lejos con rabia sin importarme la mirada del mentor a mi lado y sin mas caí de rodillas y comencé a llorar.

-Ey, ey no llores por favor -suplico acercándose a mi lado- No se como consolar personas, por favor -un hipo medio risa salió de mi garganta por su comentario y tome aire sintiendo que me ahogaba.

-Lo siento yo... -murmure con la voz rota y volví a llorar silenciosamente.

Finnick solo se quedo a mi lado frotando mi espalda como si tuviese miedo de tocarme, extrañamente diferente a como fue en el desfile.

-¿Puedo preguntar que hace llorar a satanás? -pregunto quitando algunos cabellos de mi rostro delicadamente antes de mirar a nuestro alrededor con precaución.

-Yo no... -no podía, no quería ser mala pero no lo conocía y era un vencedor- No es nada.

¿Qué tal si trabaja para el capitolio y les dice todo? No puedo arriesgarme así.

-Entiendo -murmuro tragando seco- Ser desconfiado es parte de ser un vencedor, supongo ya reúnes las cualidades -trato de bromear y sonreí algo culpable antes de dejar que limpiara mis lagrimas.

-Odio esto -me atreví a admitir sintiendo la ira en mi cuerpecito.

-Lo sé, todos lo hacemos, aunque no lo parezca todos jugamos un papel -se encogió de hombros restándole importancia y volvió a mirar a nuestro alrededor paranoico.

Supongo que también tenia desconfianza sobre si le diría esto a mi padre o alguien del capitolio que le causara problemas.

-Tu tributo femenina fue muy grosera conmigo hoy -bromeo haciéndolo sonreír completamente y lo veo levantarse antes de ayudarme a hacerlo también.

Fenix ~ Los Juegos del HambreWhere stories live. Discover now