4. Strawberry moon

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—Hijo, además de tener una cara de ángel, parece que cocinas como uno— dijo Sarah una vez se hubo terminado su segunda porción de cheesecake.

Seokjin negó con modestia, pero en realidad sentía su ego hinchado, porque quizá más que notaran su belleza, le gustaba que reconocieran otros de sus atributos que él creía que hacía muy bien, como lo eran escribir y cocinar.

—La abuela tiene razón, Seokjin— Jeongguk ya se estaba sirviendo su tercera porción de postre, pero Sarah lo reprendió con discreción, cosa que Seokjin notó y le hizo gracia. Por suerte el pelinegro había decidido ponerse una camisa, pues Seokjin no creía que hubiese podido soportar la estancia en esa casa con el menor paseándose frente a él con su tonificado torso al descubierto. Y es que de todas las cosas que el rubio podía esperar de Jeongguk, nunca se le pasó por la mente que el chico fuese un loco aficionado por los tatuajes.

Pero quería evitar pensar en eso por el momento. O siempre. Lo que no sabía es que Jeongguk no estaba dispuesto a permitírselo.

—Solo hay una cosa que no hiciste bien-—no se había percatado cuándo Sarah había dejado el salón y Jeongguk se había acercado a susurrarle al oído, por lo que saltó en su lugar y Jeongguk se rió con su sonrisa característica.

—Eh... ¿qué cosa?— atinó a decir. Estaba tan cerca del pelinegro que podía sentir el pecho de este sobre su brazo con una leve presión.

—No me gusta la leche de fresas—Jeongguk hizo un puchero— Pero de verdad el cheesecake te quedó exquisito. Quería comer un poco más, pero la abu decidió guardarlo para más tarde— los gestos del menor pasaban de pucheros a pequeñas risas de conejo.

Seokjin sonrió. El momento de tensión había sido opacado por la atmósfera tan vivaz que Jeongguk creaba con su conversación. Se sentía completamente cómodo.

—Omitiré que no sentí como una traición el hecho de que no te guste la leche de fresas. Pero me alegra mucho que te haya gustado mi cheesecake.

—Honestamente no sé por qué a ti te gusta. La leche de banana es superior— Jeongguk le aseguró con sorna.

—Me temo que nunca la he probado—Seokjin entrecerró los ojos esperando no ser reprendido. La leche de banana se miraba como un tema serio para el menor.

—¡Eso es imperdonable!— la reacción de Jeongguk no defraudó a Seokjin— Es una lástima que se me haya terminado mi paquete de 24 esta semana, creo que uno de estos días iré con Kibum y compraré. Oh Kim Seokjin, estarás a punto de probar el mejor líquido de la vida— continuó hablando con dramatismo y Seokjin estaba completamente entretenido.

—Jeongguk hijo, deja de molestar al chico con la banana milk y ayúdame a preparar la sala con las velas aromáticas.

—Claro abu.

—¿Velas aromáticas?— Seokjin preguntó curioso.

—Oh sí, es que la abuela acostumbra a hacer una especie de ceremonia cada luna llena. Y hoy es una muy especial, así que me alegra que estés aquí— Jeongguk empezó a emocionarse y en su euforia tomó la mano de Seokjin y lo arrastró hacia la sala.

Seokjin se sentía un poco contrariado, honestamente solo sabía de lunas llenas y rituales por los libros que leía, así que no estaba muy familiarizado con el tema y menos tratarlo de forma tan casual como los Jeon lo estaban haciendo en esos momentos.

La ceremonia, que a Seokjin mas bien le parecía un ritual, aunque no veía mucho la diferencia. no era nada del otro mundo, como Seokjin se imaginaba, de hecho el ambiente se sentía tan agradable que podría acostumbrarse a ello.

My strawberry boy [JinKook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora