5. Fireflies season

135 15 1
                                    

Seokjin se levantó ni bien vio un rayo de luz asomarse por la ventana de la habitación de Jeongguk. Honestamente había dormido poco. Sí tenía que ver por lo que el menor había hecho antes de quedarse dormido. O hacer como que se quedaba dormido... Pero tampoco había podido dormir porque no acostumbraba a compartir cama con nadie y pues se había sentido un poco incómodo. Aunque debía admitir que con el paso de las horas, el dolor de espalda poco le importó. Ya entrada la noche, Jeongguk se dio la vuelta para quedar frente a él de nuevo. Y Seokjin no tuvo más remedio que verlo; ver cómo dormía, con su mejilla aplastada por la almohada y su boca levemente abierta, dejando ver sus dientes frontales que el rubio no podía evitar encontrar tiernos.

Tampoco podía negar que las imágenes de aquellos breves segundos en que esos labios tocaron los suyos se repetían una y otra vez en su cabeza. Aún no lograba descifrar al chico frente a él. Parecía que el menor era totalmente transparente con sus emociones, parecía que decía lo que pensaba sin filtros. Y sin embargo, Seokjin aún podía notar capas y capas en él, capas de información que creía evidenciar en el pelinegro, pero que no lo llevaban a una dirección exacta. No es que le hubiese disgustado el beso. Pero no entendía cómo habían llegado a eso. La personalidad burbujeante del chico no le había llevado a sacar conclusiones, pues así se comportaba con todos, según lo que Seokjin veía en el trabajo. Es cierto que había momentos en que Jeongguk actuaba tímido delante de él, pero nunca se hubiese imaginado que era porque le gustaba. ¿O estaba enamorado? Ahg, cómo se atrevía a besarlo sin aclararle las cosas primero.

La mente de Seokjin estuvo así por el resto de la noche, pero solo eran pensamientos dando vueltas en círculo, por lo que cuando se llegó la mañana decidió levantarse y lavarse la cara para despejarse. Resolvió irse temprano para así no incomodar a la señora Sarah con el desayuno y aprovechar a dormir un poco antes de que la jornada laboral empezara.

Cuando bajó a la primera planta, Saraha recién salía de su habitación y lo saludó efusivamente. Seokjin declinó la oferta del desayuno de forma amable y Sarah le sonrió comprensivamente.

—Jeongguk estuvo dando problema?

—En absoluto, señora— Seokjin negó genuinamente.

—Entiendo. Bueno, sé que lidiar con mi nieto a veces puede ser un trabajo agotador. Pero sus acciones vienen de un lugar de amor y respeto- dijo Sarah mientras encaminada a Seokjin a la puerta- Procuré enseñarle eso desde que sus padres murieron.

Seokjin la miró sorprendido, pero no dijo nada. Ese dato lo tomó por sorpresa.

—Pero ese es un tema que no me corresponde hablar.

—Entiendo perfectamente. Creo que con Jeongguk seremos ami...— Seokjin se detuvo abruptamente y negó cerrando sus ojos.- Creo que nos veremos seguido. Ya habrá tiempo para esas historias...

Sarah rió discretamente ante el cambio de palabras del chico y se imaginó cómo le había ido a su nieto tratando de conquistarlo. Esperaba que bien. Seokjin le agradaba.

—Gracias de nuevo, por recibirme en su casa. Ha sido un gusto pasar tiempo con ustedes-dijo Seokjin a modo de despedida.

—Oh, es un placer recibirte. Ese cheesecake estaba delicioso, creo que iré a comer un poco del que quedó- Sara dijo mientras guiñaba un ojo.

Seokjin sonrió y se encaminó rumbo al bosque.

Cuando Jeongguk salió a la puerta Seokjin iba demasiado lejos. Gritó un par de veces su nombre, porque cómo era posible que se hubiese ido sin despedirse de él, pero el rubio no lo escuchó y Jeongguk se quedó solo con su puchero y el ceño fruncido.


🍓🍓🍓


Más tarde Jeongguk llegó al campo de fresas un poco decaído. No entendía si la actitud de Seokjin esa mañana había sido por el beso de la noche anterior, pero no podía evitar pensar que lo había echado todo a perder por un impulso tonto. Y eso de decirle que no quería ser llamado amigo, argh, es que cómo podía ser tan bocón. No podía callarse por un segundo. Pero luego estaba la parte de él que le decía que había hecho lo correcto. Ya no era un chico perdido que rechazaba su sensibilidad. Si se sentía correcto en su corazón, nada más importaba. Ni siquiera ser rechazado. Él había hecho ya lo que estaba en sus manos. No obstante, ese pensamiento no le quitaba el pequeño dolorcito que sentía en su pecho. El peso de la incertidumbre siempre se hacía sentir de forma implacable. Con todo, decidió que ese día iba a dar lo mejor de sí, como siempre.

My strawberry boy [JinKook]Where stories live. Discover now