(7) "No me mientas, Sheena. Nunca lo hagas".

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La casa de el Señor Leroux es grande y demasiado bonita, se parece a la que tenemos en Cancún. Ojeo todo mientras nos adentramos en ella, los guardias de Leroux llevan algunas de mis maletas donde metí solo ropa ya que no tengo nada más. Todos los empleados sonríen mientras me ven.


— Se parece a la casa que mi padre tiene en Cancún — murmuro intentando hacerle conversación al dueño de esta casa.



— ¿Quieres algo más grande? — se gira a verme, niego rotundamente ante su petición — Esta está bien — asiente y vuelve a girarse para guiarme por los pasillos hasta mi nueva habitación.



— Creí que querrías una habitación para ti sola — señala la puerta que tenemos enfrente. — Gracias — sonrío y él me devuelve la sonrisa.



Entro en la habitación — Luego vendrá alguien para llevarte al comedor donde pondremos las reglas — se va sin despedirse. Su perfume sigue impregnado en el pasillo. Los hombres entran en la habitación a dejar las cosas y se despiden antes de irse.


La puerta es cerrada tras de mi, respiro hondo dejando que mi cuerpo caiga en la cama.


***


Mis pies se deslizan a través de los pasillos mientras soy guiada por una de las empleadas más antiguas de este lugar. Mi corazón se contrae cuando veo al Señor Leroux sentado mirando un punto fijo frente a él. El traje que lleva hace que se me moje las bragas de solo verlo, su cabello está rebelde y luce más natural que otros días.


— Señor, aquí está la señorita — Leroux se gira para mirarnos. Sus ojos se detienen en mi y sonríe — Señora, puedes empezar a llamarla Señora Leroux — no deja de mirarme, la corriente que transmite su presencia me viaja por todo el cuerpo.



La señora asiente y se retira. — Aún no estamos casados — murmuro tomando asiento a su lado. Una carcajada sale de sus labios — Yo sé porque lo digo — sus ojos no dejan de observar cada movimiento que hago.


— ¿Quieres algo para comer? — pregunta colocando sus manos encima de la mesa. No me había fijado en que lleva varios anillos que adornan sus dedos haciéndolos más varoniles y peligrosos. — ¿Tú no comes? — niega a mi pregunta.



— Siempre he tenido la costumbre de comer fuera — asiento a lo que acaba de decir.



— ¿Ya tienes tus propuestas? — levanto el papel que llevaba en mis manos, tiempo atrás había pedido una hoja y un lápiz para escribir algunas propuestas y reglas, espero que sean de su agrado porque en verdad quiero que las cumpla.



Extiende la mano esperando que le entregue el papel y eso hago. Una corriente viaja por mi mano cuando siento sus dedos tocar sin querer la palma de mi mano. — Bien — murmura.


Frunzo el ceño — ¿Lo has leído todo? — asiente volviendo su vista a mi. Eso es imposible, son más de 30 sugerencias y reglas que te aseguro que no pudo leer en menos de 5 minutos. — Tengo un coeficiente de 152 — responde a mi pregunta mental.


— Ahora diré yo mis reglas. Las que cumplirás sin poner peros. — Asiento esperando que continúe.



— No entres en mi habitación.



— Nada de entrar a los cuartos que pone carteles de "Prohibido".



— No interactúes con la gente de aquí. Es peligroso.



SHEENA +18 (COMPLETA) ✔️Where stories live. Discover now