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Condujeron durante bastante rato, el aire fresco que ofrecía septiembre chocaba en la cara de ambos, haciéndoles sentir libres por un mínimo toque de la naturaleza en ellos. Porque eso es la naturaleza, libertad, la paz que sentían al oír el ruido del motor combinado con el viento despeinando sus cabellos les llevaba a una paz desconocida, olvidándose del instituto y del mal momento que acababan de pasar, porque Louis, envolviendo con sus brazos la cintura de Harry se sentía seguro. Quizás algunos piensen que está mal de la cabeza, que el chico rizado siempre había sido visto como un macarra rompecorazones al que no le importaba nadie ni nada, pero después de haberse sentido defendido cuando eso era algo que nunca nadie había hecho por él realmente, se sentía protegido. Saber que una persona no te va a hacer daño y te va a proteger del daño que te pueden hacer los demás te hace sentir bien, cómo si estuvieras encerrado en una jaula pero esa persona te la abriera mostrándote que no hay ningún peligro afuera y que tus pájaros interiores pueden salir volando sabiendo que siempre estarán protegidos.

Volvieron a un lugar del pasado, en el que tuvieron su primera conversación sin estar ebrios o demasiado avergonzados para articular bien alguna palabra. A la rivera del río donde Harry atacó su cuello por primera vez y dónde permanecieron sentados mirando el agua bajar, ahí volvían a estar.

Harry aparcó la moto cerca de la orilla y dejó que se bajara el más bajo primero antes de bajarse él y cuando lo hizo se sentaron nuevamente en el césped. Louis seguía con un poco de miedo dentro, no era la primera situación de bullying que vivía pero hacia mucho que no le pasaba y eso no era nunca algo agradable. Harry giró su cabeza y agarró su mentón con el índice y el pulgar para buscar su mirada, Louis tragó saliva cuando se miraron a los ojos.

—¿Estás bien?—preguntó el rizado todavía con el verde intenso en sus orbes.

—S-sí, ¿y tú?—. Alargó su mano para rozar la mandíbula de Harry, que estaba un poco roja debido al golpe. El mayor sonrió y asintió, sacando la lengua para soltar una lamida en la mano del ojiazul, sacándole una risa floja y haciéndole limpiar su mano en el hombro de Harry.— Gracias de verdad, no tenías por qué.

El más alto se encogió de hombros.— No tenía, lo hice porque quise, además Jonhas nunca me cayó muy bien, gracias a ti por darme la oportunidad de pegarle.—Rieron a la vez.

Se quedaron mirándose a los ojos, hay que ver, que caprichosa es la vida, Louis nunca se había enamorado, había tenido novios pero nunca los había amado en realidad. Y llegaba Harry, un chico que conocía hace pocas semanas y sentía que se estaba enamorando de él. De él, de sus ojos, de su manera de hablar, de besar, de agarrar su cintura, de sus hoyuelos, de su sonrisa y de toda su persona al completo.

Harry por su parte, maldecía al niño que lo ablandaba, porque nunca se había sentido con la necesidad de proteger a alguien, de no querer que nada ni nadie lo dañara. Él nunca había querido, nunca en plan romántico, se caracterizaba por no tener relaciones sentimentales, si le apetecía besar, lo hacía, si le apetecía acostarse con alguien, también lo hacía. Pero no con Louis, si a veces lo besaba solo buscaba su saliva, no la necesidad de llevárselo a la cama, y le molestaba, porque no estaba en sus planes depender de alguien.

—En el instituto van a pensar que somos novios—. dijo Louis con las mejillas sonrojadas mirando hacia abajo. Harry lo volvió a mirar.

—Que piensen lo que quieran, ahora mismo no podría importarme menos. Dame un beso—. se puso de rodillas en el suelo para acercarse más al castaño, ambos sonrieron antes de presionar sus labios juntos, Harry colocó sus manos en la nuca del contrario y acarició sus pómulos con los pulgares, Louis agarró sus antebrazos y movió sus dedos dando leves caricias. Hicieron bailar sus lenguas cuando el rizado inclinó su cuerpo hacia adelante para empujar a Louis y que se tumbara sobre la hierba.

MíoWhere stories live. Discover now