XII

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Estaban comiendo juntos, otra vez en la mesa de la cocina de Harry; hablando de cosas inverosímiles o mirándose discretamente cuando callaban, robándose sonrisas tímidas si pillaban al otro.

La puerta de la casa sonó al ser abierta por Anne que acababa de terminar su turno de trabajo y entraba con un aspecto cansado, pero les sonrió traviesa cuando los vio en la cocina con sus rostros demasiado cerca.

Harry carraspeó y se levantó para abrazar a su madre.—Hola mamá, ¿Cómo te fue la noche?—. se giró para mirar a Louis y este tenía las mejillas sonrojadas mientras se levantaba también para saludarla.

—Hola Anne—. sonrió amablemente.

—¿Terminasteis el trabajo?—. preguntó la mujer mientras sonreía, sabía de sobra que no existía ningún trabajo.

—¿Qué trab-?—.Louis se apresuró a darle un pequeño golpe en la espalda al rizado antes de que la cagara.— ¡Ah! Sí, sí, lo terminamos ayer por la noche. No era muy largo en realidad.

—Mhm, maravilloso, está genial.


Era de nuevo ya por la noche, Harry había llevado a Louis después de comer de vuelta a su casa.

Harry y Anne cenaban juntos en la cocina, algo rápido porque su madre tenía que volver a trabajar en turno de noche, Anne decidió que era un buen momento para sacar información.

—Entonces... ¿sois amigos?

Harry levantó la vista de su plato y miró a su madre mientras seguía masticando—. ¿Quién?

—Louis y tú, ¿quién va a ser?—. la mujer rodó los ojos.

—Ehm, sí, bueno no nos conocemos de hace tanto, de principios de curso en realidad.

—¿Vais a la misma clase?

—Sí—, asintió además— bueno no a todas, él hace sociales y yo artes asique no... no en todas coincidimos.

—Le sacas dos años—. se dio cuenta Anne mientras su hijo hablaba—. ¿Cuántos años tiene él?

—Diecisiete, y no le saco dos años completos porque yo aún tengo dieciocho, y... ¿por qué preguntas?

—No, curiosidad, como os veo mucho juntos. Se le ve un chico agradable ¿no crees?—. Anne buscaba que su hijo se sincerara con ella, que se abriera y dejara ver sus sentimientos, quería oírlo de su propia boca.

—Supongo, sí—. Harry se encogió de hombros intentando restarle importancia al asunto, claro que le parecía agradable, y adorable, guapo, tranquilo y le encantaban sus ojos azules brillosos. Estaba divagando claramente, meneó la cabeza de un lado a otro.

—Ugh, no aguanto más cariño, cuéntame ya la verdad—. Se inclinó hacia adelante y apoyó sus mejillas en los puños cerrados.

Harry soltó el tenedor  y se peinó el pelo metiendo los dedos entre ellos—. ¿Qué?

—Hay algo que no me estás contando de él, se nota que no sois solo amigos. Porque soy una madre moderna y os he dejado la casa sola eh—. alzó las cejas.

—¡Mamá!—echó la cabeza hacia atrás y resopló, cubriéndose con ambas manos la cara.

—Pero cuéntamelo Harry.

—¿El qué?

La mujer rodó los ojos—. Que te gusta.

—Sí, sí me gusta.— Harry bufó y Anne sonrió enternecida.

MíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora