Capítulo 4

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Camille

- ¿Quieres más sopa?- preguntó la madre de William mientras le daba el último sorbo a la cuchara.

- No gracias, así estoy bien.

- Está bien passerotto.- habló con su acento marcado.

- ¿Segura que no quieres más? Sabe delicioso.- me contestó su padre, aquel hombre con ojos azules y una sonrisa sincera, como la del chico.

- No gracias, ya estoy llena.- si era verdad, pero también era porque no me gustaba comer tanto que digamos.

- Está bien principessa.- se levanto de su lugar para ir a ayudar a su esposa.

Ellos siempre comían, cenaban, desayunaban, hacían el aseo de la casa con música, siempre se escuchaba desde la otra esquina de la manzana.

Siempre fueron alegres, únicos, y eran la definición perfecta de "la familia feliz" de las que todos queremos tener.

Estaba sonado una sonata alegre, de esas que te dan ganas de bailar hasta el amanecer, de esas que te hace sentir feliz y llena de vida.

Pero de pronto esta terminó y comenzó una que todos conocíamos bien, esa que fue el principio de algo maravillo aquella noche en aquel baile, el inicio de algo único y mágico, aquella canción que te hace querer más y más de aquella persona.

Empezó a sonar "Only You"
Para ser más específicos, la canción que Beatrice y James, los padres de William, la pareja perfecta.

Ellos la reconocieron al instante, así que sin pensarlo se pusieren a bailar en medio de la cocina, como dos locos enamorados, como si su vida dependiera del uno del otro.

Yo me quedé ahí, en mi lugar contemplando cada movimiento que hacían, comocada mirada decía más que mil palabras, como cada roce era perfecto para ellos. Y sonreí, sonreí por esa pareja y por lo que tenían.

William me extendió la mano y yo la tomé gustosa, me arrastró hasta quedar al lado de sus padres, y empezamos los cuatro a bailar al ritmo de la canción. 

- Me gusta estar aquí contigo topi.- hablo con su voz ronca y con ese apodo que para mí no tenía sentido, ya que significaba literalmente "ratón"

- A mí igual idiota.- ese era el de él, no tenía mucha ciencia que digamos, pero a mí me gustaba llamarlo así.

Bailamos y bailamos, nos dejamos envolver por la música, abrazar por el ambiente lleno de amor, alegría, paz y serenidad.

Dejé guiarme por los brazos de William, dejé que James me acogiera a su lado mientras intercambiábamos de pareja y reíamos.

- Principessa, que linda te ves hoy.

- Digo lo mismo de ti.

Los tres sabían hablar italiano por su madre, así que los tres tenían apodos diferentes para mí.
Su padre me decía "pincipessa" que significa "princesa" William me decía "topi" que significa "ratón" y su madre me decía "passerotto" que significa "pájaro"

Este último sí sabía su significado, ella siempre me decía que parecía un pequeño pájaro que necesitaba aprender a volar, a dejarme llevar, porque decía que parecía aquel pequeño animalito que era indefenso y que tenía miedo de explorar.

Y supongo que tenía razón, ya que aveces me daba miedo mostrarme, me daba miedo poder arriesgarme una vez en mi vida, me daba miedo poder querer algo y no tener el valor de conseguirlo.

La música terminó, William y yo nos dirigimos hacía su habitación.

- ¿Te quedaras a dormir?

- No, tengo que irme antes de que llegue mi mamá y no me encuentre en casa. ¿Podrías llevarme?

- Claro, pero preferiría que te quedarás, hace mucho que no hacemos de esas piyamas que nos gusta.- se acosto en su cama.

- Cierto, pero no podemos desvelarnos ya que al siguiente día tenemos clases. ¿O ya lo olvidaste idiota?

- No topi, no lo olvide, no soy estúpido.- se rio y yo me uní a ese sonido agradable.

- Tendré que decirle a mi madre.

- Está bien.

Le llame y le dije que si podría quedarme esa noche, ella me dijo que sí ya que sabía que si decía que no seguiría insistiendo e insistiendo hasta que aceptara.

A mi madre le caían bien sus padres y él igual, decían que eran muy alegres y respetuosos, y creo que Beatrice era la única que sacaba el lado amable y tierno de mi madre.

James siempre se llevo bien con mi padre, siempre hacían una carne asada los domingos en mi casa, y ellos se encargaban de la comida, reían y hacían chistes mientras la preparaban.

Mientras que mi madre y Beatrice preparaban los platos, las aguas, cerveceras y todo eso.

Me quede dormida al poco rato después de poner una película de comedia.

En otra vida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora