Capítulo 7

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Camille

- ¿Qué tal la escuela cariño?- preguntó mi padre mientras comíamos el postre que había preparado aquella tarde cuando llegue de la escuela.

- Bien.

- ¿Solo bien?- no quería decirle que había un chico nuevo, uno que despertaba mi interés, que despertaba algo en mi interior cada vez que me miraba directo a los ojos.

- Sí, no hay nada interesante ni nuevo.- me encogí en hombros restándole importancia.

- ¿No hay amigos nuevos?

Inevitablemente pensé en él, en su silencio, en sus secretos, en las palabras que nunca decía. Y me pregunte. ¿Realmente es mi amigo?

No, no lo es; porque aún no sabía nada de Thomas, aún no sabía qué le gustaba hacer aparte de fotografiar a las personas, aún no sabía qué era lo que no le gustaba, lo que le molestaba y frustraba, aún no lo conocía lo suficiente como para poder llamarlo "amigo"

- No, solo conocidos.

- ¿Ah sí? ¿Como quién?- me preguntó mientras se llevaba una cuchara llena de fresas con crema a la boca, eran mis favoritas, al igual que las de papá.

- Como... el mejor amigo de Alyssa.

- ¿Cómo se llama?

- Thomas.

- Thomas.- repitió.- Tiene un nombre fuerte.

- ¿Eso crees?

- Sí.

- Nunca lo vi así.

- ¿Y qué tal esta ese Thomas?

- Bien, es misterioso y callado, pero no le hablo.

- ¿Por qué no?

- No lo sé, no encuentro el momento adecuado para hablarle.

- Los momentos indicados no existen, se crean mi niña.

Me quede ahí, pensando en sus palabras, en como siempre tenía a razón a todo. Sabía que nunca iba a encontrar el momento indicado para poder hablarle y ser amigos.

Debía de hacerlo yo, de crear aquel instante, debía de arriesgarme y hablarle a ese chico que me hacia temblar con su mirada.

A la mañana siguiente me desperté sin prisas, mi madre se había ido temprano porque tenía un asunto pendiente, así que me fui con mi padre en el auto.

En el camino vi que el cielo había despertado con lluvia, nublado, frío y con nubes de color gris que adornaban arriba.

Me gustó, me gustó ese despertar, era mágico, único y admirable ver que a pesar de la lluvia, el barro, los charcos y el frío, la gente seguía como si eso no fuera un impedimento o una invitación para quedarse en casa mientras veías el agua caer por la ventana, como el silencio se apoderaba de todo, a excepción de las gotas de agua que caían afuera.

Ese era mi clima, mi momento, mi paz, creo que eso era yo. Un día lluvioso, un día en donde todo puede ir mal y bien a la vez, porque después de la lluvia y del frío sale el arcoíris, ese que con solo verlo te hace sonreír. Así me sentía siempre, me sentía como una tormenta pero que a pesar de todo podría ser también La Paz y ese arcoíris lleno de alegría.

Llegue a la escuela en poco tiempo, me despedí de mi padre como siempre, con un beso en la mejilla, y después me metí al lugar en donde fui abrazada por el calor, por todas las personas que estaban ahí y desprendían una energía única y eso llenaba el espacio.

Me fui a mi salón y me senté en mi lugar, mientras veía a todos llegar con algunas gotas en el pelo y ropa.

Dejé que las horas pasaran hasta que llegó el momento de irnos a comer.

- Corre Camille, no alcanzaremos llegar a tiempo a la cafetería.- se quejo Alyssa.

- Adelántate, ya casi acabo.- le dije mientras escribía las últimas frases que estaban marcadas en el pizarrón.

- Bien, ya sabes dónde estaremos.

- Sí.

Se fue y me dejó sola con algunos compañeros de clase. Pero cuando por fin pude acabar me percate de que solo quedábamos él y yo.

Estaba en su lugar guardando las últimas cosas en su mochila, vi cada movimiento, cada acción que hacia tan lento y con cuidado.

Y me arme de valor para ir y hablarle de una vez por todas. Me levanté, y acomodé mi falda en un intento de ocultar mi nerviosismo, me planté frente a Thomas, con las manos a mis costados que me sudaban horriblemente.

- Hola.- me miró con esos ojos, esa boca, esa nariz, ese lunar en uno de sus mejillas, en la izquierda para ser exactos.

- Hola.- me saludo con una sonrisa, una de verdad, una que me dejó ver sus dientes, que me dejó ver como solo en su mejilla que estaba el lunar se hacía un hoyuelo. Solo en ese, solo en aquel lugar.

En otra vida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora