Capítulo 14

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Camille

Llegue a casa, con pasos perezosos, con un peso en la espalda, con un hueco en el estomago por el hambre que tenía.

Me dirigí a mi cuarto, me senté en el escritorio y empece a estudiar, empece a esforzarme por mantener los ojos abiertos y el cerebro despejado, pero por más que trababa, más difícil me resultaba.

Me costaba demasiado trabajo poder concentrarme, era como si mi mente divagara y no pudiera estar en el aquí y ahora.

Solo quería dormir y dejar que el sueño se apoderara de mi y me dejara descansar, que me ayudara a desaparecer de aquella pesadilla que vivía todos los días.

Así que me deje vencer por el cansancio, por el sueño, permitiéndome descansar solo un momento...

****

Desperté con unos movimientos bruscos en mis hombros, así que me levante de golpe al ver a mi madre a unos cuantos metros de mi, con su ceño fruncido y las manos en sus caderas.

- ¿Durmiendo mientras estudias?

- No, es solo que estaba cansada.

- Eso no debe de ser una excusa, debes de esforzarte, sino como quieres conseguir ser lo que quieras en un futuro. Dime.

- Yo...- no podía hablar, me faltaba el aire.

- No puedo creer que haya criado a una hija perezosa.

- No es eso...

- Pues es lo que veo.

- ¿Qué más ves?- quería destruirme, quería escuchar eso que tenía que decirme para poder liberar ese dolor, esa duda que me carcomía hace tiempo.

- Veo a una niña indefensa, que no es capaz de luchar por lo que quiere, que se da por vencida tan pronto, sin haber intentado al menos dar un pequeño esfuerzo. Veo todo lo que no me gusta.

Ahí esta, eso era lo que necesitaba para poder romperme en llanto, para poder dejar que las lágrimas cayeran por las mejillas que supongo que ahora estaban rojas, al igual que mi nariz.

Sentí como otra parte de mi corazón se rompió, como un pedazo de mi esperanza se fue, se esfumo tras escucharla hablar así de mi, con tanto odio y dolor, con tanta decepción. Siempre me había dejado claro que siempre estaba decepcionada de mi, pero esta tarde, me había roto más de lo que ya estaba antes.

Era jodido, se sentía tan malditamente doloroso, ver como la persona que más admiras te dice cosas que te duelen, te hieren, como si fuera una daga que te atraviesa el corazón de un golpe, limpio y sin piedad.

Eso sentí, así me sentí, así siempre me sentía.

Insuficiente, miserable, poca cosa, con poco valor.
Quería ser perfecta, quería ser especial para alguien al menos una vez en mi vida, quería ser querida como no me habían querido en años.

Quería... quería ser otra persona.

- Lo siento...- logre decir.

- No lo sientas, es mi culpa por no exigirte más.

Y se fue, sin decirme un "no era mi intención decirte todo eso" pero ahora mi pequeño foco de esperanza de que un día me dijera esas palabras, se estaba apagando, estaba desapareciendo.

Me quede ahí, sin moverme, sintiendo como mi corazón se estaba rompiendo poco a poco.
Deje que las lágrimas me recorrieran las mejillas, se sentían pesadas, como si me fueran atravesar la piel hasta llegar al hueso y desaparecerlo también.

Haciendo que solo quedara un cuerpo vacío, frágil y sin vida.

Ese día, esa noche, algo en mi se volvió a perder, cada vez que pasaba eso me iba apagando, iba... desapareciendo.

En otra vida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora