Good Morning

256 8 4
                                    

MADDISON

Me desperté al notar unos dedos en la parte baja de mi abdomen. No me lo podía creer.

- ¿Qué coño estás haciendo? - Dije intentando parecer cabreada, pero mi voz de dormida me lo impedía.

- Y-yo estaba poniéndote unos pantalones, estabas tiritando. - Lo dijo con miedo. Joder había notado sus putos dedos casi en mis partes bajas.

- Qué cojones Cameron, ¡¿Quién te ha dicho a ti que me puedes tocar?! - Dije con humo saliendo de mis oídos. - ¿Me estabas mirando? - Dije asustada.

- ¿Qué? No, te juro que no. - Aunque lo que decía fuera verdad, no le quería seguir escuchando. Me levanté de un brinco y le rodeé de malas formas. Pero no pude avanzar mucho más hasta que sentí su brazo impidiéndome seguir. - Maddison, te juro por Dios que no te he hecho nada, ni te he mirado ni nada, te lo prometo.

- Suéltame. - Dije fulminándole con la mirada. Lo hizo y menos mal porque si no, pensaba pegarle una patada y mucho más fuerte que la última.

Me fui directa a mi dormitorio y me tiré en la cama.

- ¡Será cabrón hijo de puta! - Maldije entre dientes.

No sé lo que me había podido llegar a hacer mientras dormía como un tronco y no me lo quería ni imaginar. Espero que lo que me había jurado, fuera verdad porque si me ha llegado a hacer algo juro que me cojo el primer avión que salga para LAX y antes de irme le parto la cara.

Estuve 2 horas intentándome dormir pero no lo conseguí. Escuché algunos ruidos y voces de fuera. Unos minutos después dieron unos toques a la puerta.

- ¡Arriba! ¡Todo el mundo arriba! - Gritó un monitor. Yo tenía los ojos como platos así que no me costó levantarme.

Me dirigí al baño a cambiarme y a lavarme, hasta que me di cuenta de que seguía llevando los pantalones de Cameron. La sangre hervía recorriendo todo mi cuerpo e inmediatamente me los quité lanzándolos a la puerta. Me mire al espejo y levante un poco mi camiseta, acaricié mi tatuaje, el mismo que había acariciado Cameron unas horas antes. Me odie a mi misma por haber dejado que Cameron lo tocara. Era algo demasiado personal para compartirlo con alguien como él.

Desperté a Ashley y a Abby, y bajamos a desayunar.

Menos mal que no estaba o al menos no le vi.

Preferí no contarle a ninguna de las dos lo ocurrido, y disfrutar del desayuno sin pensar en ello.

Después, cogimos las tablas y los neoprenos y fuimos a surfear. Me lo pasé en grande y también surfeé unas cuantas olas muy buenas, no tan buenas como la del día anterior, pero no me quejaba para ser mi segundo día después de mucho tiempo sin surfear.

No vi a Cameron durante toda la mañana, ni siquiera cuando nos fuimos a hacer la segunda actividad del día, visitar las Ruinas Mayas de Tulum. 

Por un momento me olvidé de todo y me paré a contemplar el paisaje. Parecía que estaba dentro de una película. Las pirámides tenían una altura de 20 veces yo e imponía mirar hacia arriba.

Dimos la vuelta entera a la pirámide y nos hicimos millones de fotos, hasta que volvimos de vuelta al campamento.

Allí comimos, y como siempre era todo una delicia. De nuevo volvimos a la habitación. Me pesaba todo el cuerpo. Agradecía este tiempo de descanso porque sino no podría seguir con el resto del día. Me puse ropa cómoda y me tumbé en la cama con intención de dormirme pero Ashley y Abby no estaban muy dispuestas a descansar.

El verano que nunca esperéحيث تعيش القصص. اكتشف الآن