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El sol entraba de lleno en la habitación saludando al bello chico de piel bronceada que se removía sobre la cama a la vez que abría los ojos a la vida y trataba de adaptarlos a la luz del día.

Un mes había transcurrido desde que estaban fuera de Bangkok y hace dos noches atrás que habían llegado a Vancouver donde tenían planeado permanecer algunos días.

Gulf había estado disfrutando maravillosamente del viaje, al igual que todos, olvidándose de los males del mundo y tan sólo concentrados en vivir el momento. Lo único que a él comenzaba a molestarle, es que desde hace unos días se había comenzado a sentir extraño. Si bien amaba dormir, últimamente se encontraba haciéndolo más tiempo del que acostumbraba, como si nunca lograra dormir lo suficiente.

—De verdad que me estoy volviendo perezoso—dijo para sí mismo al levantarse de la cama y yendo al cuarto de baño para asearse.

Después de lavarse y una vez vestido, se dirigió a la terraza donde su novio se encontraba almorzando.

Debiste despertarme—recriminó aparentemente molesto, aunque realmente no lo estaba ni un poco. Cruzado de brazos frente a la mesa en donde Mew se encontraba, hacia tiernos pucheros.

—Uhmm—le sonrió, haciendo que sus ojitos se achinaran al igual que los de Gulf al sonreírle también, despidiendo ambos ese brillo único y especial que no podía pasar desapercibido cuando estaban juntos o pensando el uno en el otro.—Primero que nada deberías saludar a tu amado novio.

Bue—dejó el saludo incompleto y salió corriendo a toda prisa hacia el excusado-al que por suerte llegó a tiempo-a devolver la cena de la noche anterior.

Mew sumamente preocupado por la acción tan repentina de Gulf, corrió detrás de él para saber lo que le pasaba. Al llegar lo encontró arrodillado frente al retrete.

—¿Estás bien, bebé?—sobó con delicadeza su espalda para serle de ayuda.

—S-sí... Es sólo q-que algo... No sé, c-como que olía mal.—respondió una vez en pie, bajando de la palanca antes de lavar su boca para eliminar el mal sabor.—De un momento a otro tuve muchas ganas de vomitar.

Creo que debemos ir al médico. Últimamente estás muy pálido, tienes mucho sueño y ahora te dan náuseas...—tomó a Gulf delos hombros mientras ambos se miraban atentamente—Además el otro día te mareaste, y aunque me hayas dicho que fue por tomar sol de más, me preocupa todo esto que te está sucediendo.—analizó Mew—Si no nos estuviéramos cuidando y además no hubieses tomado la pastilla aquella primea vez que olvidamos el condón, diría que estamos esperando bebé.—bromeó relajadamente—Pero es imposible.

¡Mi-mierda!—en menos de un segundo Kana tuvo un flashback de cierto día donde debía tomar la pastilla de emergencia que no tomó por haberse olvidado de ella en la cocina mientras él veía televisión y esperaba a que Mew regresara de la casa de sus padres—¿Q-qué pasaría si te digo que olvi-olvidé la estúpida pastilla? ¿Se-seria posible que...?

—Sería muy posible.

Los dos apuestos hombres estaban en estado de shock, pero no de una mala manera. Si bien no esperaban un embarazo, de ser así, sería una noticia que les haría infinitamente feliz a ambos. El hecho de tener en sus brazos un pequeño ser nacido de su amor, no tenia precio.

—¿T-tú qui-quieres?—preguntó Gulf con algo de temor ante la respuesta que le daría su pareja, un miedo infundado puesto que ambos siempre habían soñado con ser padres.

Por supuesto que sí girasol... ¿Y tú?—Mew sabia que Gulf añoraba llevar el fruto de su amor en su vientre, pero quizá aun era muy pronto para él.

Ex de verdadTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang