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Desperté completamente agitado y con los ojos llenos de lágrimas que no pude contener, mi corazón estaba latiendo desbocado y dolía tanto que parecía se me saldría del pecho.

Acababa de tener uno de los sueños más realistas de toda mi vida. Un sueño donde yo estaba junto a Mew, después de todo, donde estábamos formando nuestra propia familia, donde éramos felices juntos. Pero no era más que eso, un sueño...

Lo único verdadero de todo lo que soñé es lo que ocurrió antes de mi presencia en Mew Suppasit Studio para la sesión de fotos, pero nada más... La reconciliación, la felicidad de todos al saber de mi embarazo, la enfermedad de Alec, como le decimos de cariño al señor Alexander, su muerte, nuestras promesas... Nada de eso es parte de la realidad, todo aquello fue una mala jugada de mi ¿Mente?

¡Mierda, mierda y más mierda!

No pude evitar soltar más lágrimas, justo en este momento deseaba desaparecer.

Cuando el llanto cesa, después de algunos ¿Minutos? No lo sé... Pero sólo entonces soy consiente de mi entorno y no puedo evitar entrar pánico. No estoy en mi habitación, esta es la habitación de un hospital ¡¿Qué hago aquí?! ¿Quienes son todas estas personas? Oh, son enfermeras, un médico... Están diciéndome algo, pero no soy capaz de procesar nada...

De un segundo a otro mis ojos viajan por inercia a una cierta dirección, encontrándome con un rostro más que conocido.

Mew.

Mi Mew

¿Mew?

Suelto un grito desgarrador.

¿Qué está pasando?

Amor... Tranquilo bebé, todo está bien. Nuestro pequeño Alexander está hermoso—Me sonrió a una distancia prudente con miedo reflejado en su mirada.

Escuchar su voz, sus palabras, su sonrisa... Fue todo lo que necesité. La cordura regresó a mí y pude calmarme al fin.

Nada había sido un sueño, era mi realidad...

En ese momento donde estaba fuera de mí, creí que todos esos meses llenos de felicidad nunca habían sucedido.

¡Qué tonto!

Mew, nuestro bebé... Quiero verlo, por favor.—supliqué.

Él se acercó  y dejó un beso sobre mi frente con mucho cariño.

Sí cariño, la enfermera ya ha ido a por nuestro pequeño, tranquilo. Lo has hecho bien, todo está bien.—tranquilizó con voz dulce.

En poco tiempo llegó una enfermera que traía consigo envuelto en una manta a nuestro bebé... Mis ojos se llenaron de lagrimas nuevamente, pero esta vez de dicha y felicidad. Era el hombre más afortunado del mundo.

Aquí esta el pequeño Alexander señor Kanawut, puede usted alimentarlo. Después vendré por él para llevarlo al cunero—pasó el frágil y pequeño cuerpo de mi hijo a mis brazos. En ese momento fue inevitable no llenarme de miedo, parecía que podría romperlo con sólo un toque.

La señorita se retiró para darnos algo de privacidad, y me di cuenta que el médico y la  otra enfermera ya no estaban tampoco, ni idea en qué momento salieron de ahí.

Mi amor, hola... Soy papá Gulf.—le hablé por primera vez cara a cara... Sus pequeños ojos se encontraron con los míos. Mew se acercó más a nosotros y pasó su brazo sobre mis hombros; éramos una hermosa familia. 

Hola corazón, yo soy papá Mew. Te amamos mucho.

Es tan hermoso, Mew... Es el bebé más hermoso...

Ex de verdadWhere stories live. Discover now