CAPÍTULO 4

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Aurela Ivanov

La noche cae sobre Rusia oscureciendo el entorno por completo. A través de la ventana sólo se alcanza a observar el cielo, así que al mirarla el negro es el único color presente, y pese a eso se respira tranquilidad, o así es como lo siento yo.

Intento peinar mi cabello con los dedos debido a que ya casi viene Killian con la cena. Sé que no debería emocionarme el hecho de que mi secuestrador venga a verme, pero bueno, supongo que hay algo mal en mi cabeza que me hace querer verlo, y es eso mismo lo que hace mi verdadera esencia. Es eso lo que me hace ser quien no debería.

Pese a que trato de mantener la máscara de perfección en todo sentido, mi sombra es totalmente distinta. Mi verdadero yo sin filtros es la parte que quiere plena libertad disfrutar al máximo la vida, después de todo, sólo tenemos una por tiempo limitado; sin embargo, debo retenerme y regirme por las normas sociales ya que éticamente para la sociedad siempre va a haber algo que haces mal, aunque seguir esas reglas y retenerte por prejuicios te pone limitaciones que no te permiten disfrutar las cosas como deberías.

Eso es lo que me sucede a mi, me siento cohibida dentro de una zona de confort que me mantiene con las cadenas puestas, atándome a lo que debo ser, no a lo que quiero.

—¿Charlas internas? —preguntan a mi espalda y me giro para encontrarme con Killian que carga la bandeja con comida.

—No llegabas, así que comencé a platicar con mi conciencia —respondo y le quito la bandeja que coloco en la mesita para sentarme en el sillón y comenzar a cenar.

Él se sienta a mi lado y toma la misma posición de ayer, pasando sus brazos detrás de su cabeza.

—¿Tu y tú conciencia planeaban cómo escapar? —inquiere, alzando una de las comisuras de sus labios.

—En realidad, mi conciencia tiene curiosidad sobre ti, y me lanzaba muchas preguntas —menciono, llevándome un bocado a la boca.

—Las personas poderosas solemos tener ese efecto, así que dime.

—¿Así de fácil?

—Malen'kiy —susurra en ruso bajando los brazos erizándome la piel—. Puedes sentirte afortunada, no cualquiera tiene la oportunidad de conocerme directamente, así que aprovéchalo.

(Malen'kiy: Pequeña).

Mi cabeza lanza más preguntas que rotan en un ¿por qué yo? Sin embargo, no quiero desperdiciar el momento, así que las omito.

—¿Cómo es que alguien tan joven es tan poderoso? —pregunto dejando de lado la comida, enfocándome en los rasgos de su rostro—. Cuando oía de ti, me cuestionaba cómo podías causar tanto miedo y respeto, siendo que no tienes tanta experiencia como otros líderes.

—Existen personas que ya nacen con ese gen, el que logra impresionar con el mero hecho de hacer acto de presencia. Yo soy de esas personas, no sólo me pesa el apellido o el lugar en donde estoy, es la esencia lo que vale, la mía grita peligro, es algo se lleva en la sangre —contesta manteniendo firmeza en cada palabra—. Tengo veinticinco años, los mismos que llevo dentro de la mafia, así que la experiencia también la tengo.

—Explícate —pido.

—Nací dentro de la Bratva, desde que mis padres me concibieron yo ya era parte de esto, desde niño presencié los negocios familiares, antes de poder leer ya había degollado gargantas. Cuando naces en la mafia es así, más siendo el heredero de un imperio tan grande, y aunque sí, el negocio y poder viene por herencia de mis antepasados, yo lo reforcé. Engrandecí el crimen, el dinero y el poder, estoy explotando mis habilidades para ser el hombre más temido del planeta.

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