CAPÍTULO 7

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Killian Bakiev

Dejo a Aurela en el auto para que se cambie la ropa. No tarda mucho en salir, y se me imposibilita detallarla de pies a cabeza cuando reparo lo que lleva puesto.

Unos pantalones cortos de mezclilla, unas botas negras que le quedan por encima de las rodillas y un top rojo que le aprieta los senos, resaltándole la piel blanca, y el cual me enciende las ganas de arrancárselo para prenderme de las tetas que quieren reventar la prenda de encaje. También se ató el cabello en una media coleta que le deja algunos mechones sueltos, otorgándole el toque sensual que nunca la abandona.

Avanzamos por el lugar perteneciente a la Bratva que ella examina al entrar. A diferencia de Nebesa, que es un club de BDSM, éste es un centro de entretenimiento para la mafia, bien conocido como D'yabol. Podría llamarse casino, ya que hay billares y todo tipo de juegos para ganar dinero, pero también hay otro tipo de entretenimiento que va más apegado a los asesinatos, y es ahí dónde intervendrá Aurela.

Nos abrimos paso recorriendo las mesas dónde juegan cartas, son bastantes metros del lugar ya que es un espacio amplio, y al llegar a la puerta final, encontramos uno de los lados más oscuros de la Bratva.

Lo primero que se escucha es un bullicio grande, risas, conversaciones y gritos de euforia. Al traspasar la puerta el olor a sangre nos inunda, dando paso a los cuerpos que están esparcidos en el patio trasero, el cual conecta directamente con parte del bosque.

Aurela examina todo con atención, sus ojos le dan vuelta al lugar y se quedan clavados sobre la enorme mesa que está repleta de todo tipo de armas. Sin decir nada se acerca a ella, pasando sus manos sobre un rifle. Lo toma, repasando cada pieza que lo complementa, mete un cartucho, cerrándolo y lo alza sosteniéndolo con ambas manos con firmeza y pulso concreto. Tira del gatillo haciendo el silencio, logrando que todos volteen a verla cuando el proyectil impacta contra el blanco que está ubicado a cien metros.

Los volks y omegas la miran por unos segundos, para luego festejar en medio de aplausos y gritos. Ella sonríe sin pensarlo y se vuelve hacia mí.

—¿Qué tal? —inquiere alzando y bajando las cejas—. Soy la mejor francotiradora que has visto, ¿cierto?

—Se supone que el engreído soy yo —comento.

Se encoje de hombros sonriendo.

—No eres el único que sabe que eres lo mejor en algo.

—Bueno —le tomo la barbilla—, estás aquí para seguir con lo que acabas de hacer.

—¿Voy a jugar contra tus hombres?

—Sí, y más te vale ganar en todo porque voy a apostar bastante dinero a tu favor.

—¿Y mi comisión? —bromea.

—Tu comisión será ganarte otro día de vida —le sigo el juego y frunce el ceño mientras me burlo de ella, inconscientemente.

La dejo con uno de los volks que le explica cómo será todo, mientras tanto, me acomodo en la silla que está detrás de una mesa circular, dónde pronto Nick me trae una computadora en la cual empiezo a trabajar sin perder por completo de vista a Aurela, quién atraviesa manzanas y botellas que están sobre las cabezas de los esclavos.

La Zver' no es el tipo de persona que se deja intimidar y cuando se lo propone, causa el terror que se necesita para portar el apodo que le puse, y eso es algo que ayuda mucho a mis planes, porque de esa manera, ella fluye mejor al hacer todo lo que quiera sin importan cuan malo sea. No es compareciente con nadie, asesina sin preguntar y sin sentir remordimiento alguno.

ZVER'  |+18|Where stories live. Discover now