Capítulo 3

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Dos semanas habían transcurrido desde el tormento de aquella vez. Madison se había convencido en restarle importancia al castigo de Robert; sólo habían sido unos cuantos golpes, había soportado muchos más, podía hacerlo, o eso era lo que se decía para poder ser fuerte.

Además, había exitosamente evadido y engañado a Barry -lo cual sentía mucha culpa, pero no podía arriesgar a nadie de su familia- Aunque mentirle a Barry no había sido muy complicado, el muchacho estaba distraído, concentrado en cómo ayudar a arreglar la pelea entre Iris y Joe -ya que Iris no podía perdonarle que su padre le hiciera creer que su madre estaba muerta, cuando en realidad estaba viva- Y, también, el castaño estaba tratando de enmendar las cosas con Cisco, luego de la muerte de Dante -hermano mayor del pelinegro que ciertamente Madi nunca conoció-

Y Caitlin, bueno, ella también lucía más distraída de lo usual. La niña no sabía qué le sucedía, pero había algo que no la dejaba tranquila. Incluso, a veces, Cait pasaba unos días fuera de la ciudad, buscando respuestas a algo que Madison no sabía, aún.

La ojiverde sentía que, de un momento a otro, todo se había puesto de cabeza. La interacción con su familia se había vuelto algo más distante. Aunque, ciertamente, ella tenía algo de culpa, los había alejado un poco para no tener que, constantemente, mentirles sobre la situación que estaba viviendo con Robert.

En esos dos fines de semana se las había ingeniado para no recibir otro castigo por parte de su progenitor. Lo esquivaba todo lo que podía hasta que llegaba las horas de las comidas, esas horas siempre se veían envueltas en un silencio incómodo.

Cómo justo ahora.

Exacto, en ese instante, se encontraba almorzando sentada a la mesa. En su diagonal estaba Robert -a la cabecera de la mesa- y al frente de la niña se encontraba Charlotte.

Sí, Charlotte, la supuesta novia de Robert, había hecho su aparición hace menos de treinta minutos atrás.

Madison la observaba por momentos cuando se inclinaba ligeramente a tomar la sopa que el cocinero había preparado. La mujer tendría quizás unos 30 años. Tenía el cabello de color rubio, sus ojos eran marrones y tenía maquillaje, aunque nada excesivo. Sus facciones no eran tan duras como las de Robert. Se podía decir que era atractiva. Madison aún no terminaba de estudiarla. Aunque de una cosa estaba segura, la mujer no la quería ahí, junto a ella... junto a su novio.

Cuando Robert la llamó para que la saludara, Madison pudo notar lo seria que estaba. Sin embargo, al encontrarse frente a frente, la mayor le dedicó una rara sonrisa, estrechando su mano. Charlotte la había examinado de arriba abajo y había fruncido ligeramente el ceño. Madison pudo jurar que la mujer le comentó a Robert sobre el atuendo que tenía puesto.

¿Qué había de malo en el overol que estaba usando? A Madison le gustaban, así que tenía un montón de overoles en su armario, de varios diseños y colores.

—¿Qué tal te fue con el libro que te dejé para leer? —La voz de Robert interrumpió el tenso ambiente.

—Bien —Madison respondió monótonamente. La verdad es que el libro había sido muy aburrido. No tenía muchas páginas, quizás solo cien, pero el tema central era de economía, y Madison lo encontró muy pesado para leer. ¿Qué hacía una niña de once años leyendo sobre economía?

—Espero que lo hayas terminado, después te preguntaré sobre ello. —La menor se tensó ligeramente. —En fin, le estaba comentando a Charlotte que eres muy rápida aprendiendo —la niña observó a la mujer y pudo jurar que la vio rodar los ojos—, como su padre —concluyó él, formando una sonrisa y tomando un sorbo de su bebida.

Innocent Blood II : Changes [The Flash]Where stories live. Discover now