Capítulo 42

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El velocista había ido unos veinte minutos a los Laboratorios luego de haber almorzado esa deliciosa comida que habían preparado. El muchacho le había pedido que fuese a cepillarse los dientes y que comenzara a lavar todos los cubiertos y platos y a limpiar su habitación.

Madison había accedido a regañadientes, aunque tuvo la ayuda de sus superpoderes; pero era un secreto. Así que nadie podía delatarla.

Ahora, ya había terminado las órdenes del ojiverde y se encontraba en busca de algo por hacer. Ya no quería estar castigada, estaba aburrida y algo malhumorada por todos los quehaceres y tareas que había hecho. Y ni siquiera había tenido tiempo de tomar alguna siesta. Pero no había tiempo de dormir, quería salir de esas cuatro paredes y respirar aire puro.

Nunca, jamás descuidaría su salud, era horrible y aburrido ser disciplinada por el velocista.

—¡Barry! —la niña pronunció algo quejumbrosa. Volviendo a entrar a la oficina del muchacho.

—¡Madi! —el ojiverde imitó el tono de voz de la menor y guardó unos documentos cuando la pequeña irrumpió a su oficina. —¿Terminaste? —preguntó al ver que se desplomaba en una de las sillas frente a su escritorio.

El chico observó el reloj, casi serían las siete de la noche, por suerte ya había terminado los pendientes de ese día. Cisco le había dicho que todo seguía bajo control en los Laboratorios, así que ya no se tenía que preocupar mucho por si había un criminal rondando la ciudad.

Aunque la escena del futuro que fue "obligado" a presenciar, seguía rondando en su cabeza cada cierto tiempo.

El ojiverde estiró sus brazos hacia el cielo por unos segundos, estirándose.

—Sí —Madi respondió de mala gana —¿Podemos hacer algo? ¿O puedo ver solo un ratito la tele? —Madison pidió juntando sus manos.

—Buen intento —Barry hizo una sonrisa ladina —Tu castigo termina cuando despiertes el día de mañana.

—¡No es justo! Estás siendo malo —Madison se levantó y dio un pisotón.

"¿Eres tonta?", su cabeza le refutó por hablarle de esa forma al velocista.

—Me parece que alguien quiere ir a su habitación a reflexionar... —El castaño advirtió por aquel descarado tono de voz.

—No quiero eso. Por favor —Madison rodeó el escritorio. Barry, al saber que se acercaría a él, giró su silla para que tuviera espacio. La menor se colocó entre sus piernas, se inclinó ligeramente y rodeó su cuello con sus brazos —Ya no quiero más —susurró en tono algo cansado —Ya aprendí mi lección —se separó un poco de él y lo vio a los ojos —Lo prometo.

—¿Qué aprendiste? —quiso saber, preguntando en un tono amable.

—Que debo poner mi salud primero.

—¿Y qué más?

—Que debo tratar con todas mis fuerzas de obedecerte —susurró —Lo siento, en verdad —su voz sonó verdaderamente arrepentida.

—Y te perdono, pequeña —aseguró, colocando un mechón detrás de su oreja. Madi no pudo evitar sonreír y dejó un casto beso en la mejilla muchacho.

—¿Eso quiere decir ya no estoy castigada? —Madison probó, haciéndole ese tierno gesto; pero Barry no podía dar su brazo a torcer. Aunque se le ocurrió una idea.

—No dije eso, Madi —Por mucho que quería decirle que sí, debía mantenerse firme porque no quería que pensara que podía "salirse con la suya" con su tierno gesto. El castigo debía terminarse cuando él lo decidiera, no ella.

Innocent Blood II : Changes [The Flash]Where stories live. Discover now