Capítulo 6

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Madison ya tenía todo listo en su mochila, los VHS de su madre, dinero -de sus pocos ahorros- y el USB. Era temprano por la mañana y se había asegurado de que Robert no estuviera; por suerte lo había podido confirmar porque faltaba uno de sus carros en la cochera.

Sólo imploraba a que no retornara antes de que ella lo hiciera.

Madison no sabía si había cámaras en la puerta principal, pero, por las dudas, decidió salir por esa pequeña puerta trasera. Sí, había una puerta que conectaba la piscina con un pequeño y angosto camino lleno de pasto y arbustos. Ella no se hubiera dado cuenta si no hubiera salido a explorar otro de los días en el que Robert no estaba. Aquella puerta salida parecía que no era usada por nadie, solo esperaba que no estuviera con llave.

Se colocó la mochila y prosiguió a salir de la casa.

—Por favor no estés con llave —murmuró cuando se acercaba a la puerta de madera. Era algo angosta, pero el pequeño tamaño de la niña le ayudaba mucho. Colocó su mano en el picaporte y... —¡Bingo! —exclamó casi saltando de felicidad cuando la abrió. El picaporte era de esos que se podía abrir por dentro como por fuera, así que no se preocupó en cómo volver a entrar.

Madison observó su reloj de muñeca y comenzó a correr. No tenía mucho tiempo y primero debía salir de aquel barrio de gente adinerada para poder subir al bus que la llevaría a su destino. Por suerte el mapa le había indicado la dirección y cómo llegar; no estaba lejos, incluso podría ir caminando, pero no quería perder tiempo.

La menor creía que, si Robert se enteraba de lo que estaba haciendo, estaba muerta. El hombre le daría una paliza que seguramente la dejaría inconsciente. Estaba rompiendo una importante regla: salir de la propiedad sin permiso, sin avisar. Pero, a pesar del miedo, la niña no pudo evitar sentir la adrenalina recorrer su cuerpo.

Cuando entró al lugar donde también vendían y/o alquilaban películas y series, tomó una enorme respiración e intentó calmar sus nervios. Afortunadamente, no había clientes.

—Hola —murmuró colocándose de puntillas frente al mostrador. No había nadie así que tuvo que hablar con un poco más de fuerza —¿Hay alguien ahí? —preguntó parándose de puntas y colocando sus codos sobre la vitrina.

—¡Un momento, por favor! —escuchó y supuso que la voz venía desde el otro lado de esa puerta cerrada, a unos metros y al lado derecho del mostrador.

»¿En qué puedo ayudarte? —Una chica, de no más de 20 años, salió de aquella puerta. Tenía un mandil de tela con el nombre del lugar y un pin donde decía su nombre: Brenda. —Oh, ¿te perdiste, linda? —preguntó al darse cuenta de que era una niña la que estaba frente a ella.

La chica le mostró una amable sonrisa, pero la menor no pudo evitar rodar los ojos mentalmente ¿Por qué siempre creían que se había perdido?

—No, no estoy perdida —respondió negando levemente con la cabeza.

Oh, ya veo. Pero eres muy pequeña para estar aquí sola.

—No soy tan pequeña —La menor observó que la chica alzaba ligeramente una ceja, no creyéndole. ¿Qué había hecho para merecer esa estatura? —Mi hermano está comprando en el supermercado de aquí al lado —mintió con facilidad y pudo ver que Brenda relajó su expresión.

—Bueno, entonces, ¿qué puedo hacer por ti? —cuestionó amablemente.

—Leí en su página web que aquí pueden convertir VHS en archivos digitales y los pueden poner en un USB o CD —habló la niña sacándose la mochila para colocarla sobre el mostrador y así poder sacar su material.

Innocent Blood II : Changes [The Flash]Where stories live. Discover now