XIII

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— Y si... —.

Rápidamente corrió a una de las tiendas de moda del centro de la ciudad y compró un vestido y una peluca rubia y lisa, se vistió con ambas prendas y se movió a una de las tantas tiendas de antigüedades en busca de una credencial perteneciente a alguna vieja revista, y solo cuando encontró una convincente, se regresó al set en el que aún parecía estar el moreno. Fingió ser una fan más del montón, chilló y gritó que amaba a Luffy -sintiéndose tan libre de poder gritarlo así- hasta que lo vio salir acompañado de dos guardias para regresar al hotel, no muy lejos de allí.

Siguió al grupo de fans que caminaba detrás del chico pretendiendo estar tranquila, pero en cuanto pudo se metió por un par de calles que la ayudarían a llegar más rápido al hotel y, antes de que el moreno entrara, se presentó en la entrada diciendo que era una reportera de la revista "Baroque" y que dónde podía esperar al actor.

— Baroque... No veo a ninguna reportera de esta revista que esté agendada con el señor Monkey D. Luffy — le dijo la encargada de guiar a los reporteros al salón que estaban usando de espera.

— ¿De verdad? Seguro no alcanzaron a agendarlo, como fue a último momento que se nos permitió la entrevista... Pero mire, aquí está mi credencia, aquí están mis materiales, traigo todo lo necesario y aquí está mi horario — le decía la chica mostrándole papeles, carpetas y la credencial en un intento por sonar convincente, ante lo que la encargada no pudo hacer más que dejarla entrar, un poco confundida por tanto papel.

— Escuche, como la agenda del señor Monkey D. Luffy es tan ajustada y no me mostraron bien el horario en el que tendría entrevista con Baroque, usted será la primera en entrevistarlo, ¿de acuerdo? Aquí está la habitación, el señor Luffy acaba de ingresar así que espera al menos quince minutos para dejarlo descansar un poco y luego golpea su puerta diciendo que vienes de parte de la revista Baroque. Tendrás solo 10 minutos para poder preguntarle todo lo que quieras, ¿de acuerdo?, ¿alguna duda? — dijo la mujer, impaciente por correr a ver a los otros entrevistadores.

— No, ninguna —.

— Perfecto, ¡suerte con tu entrevista! — y sin decir más, la chica entró en una de las habitaciones del pasillo para poner en orden a las personas que habían llegado al lugar con el fin de entrevistar a los actores.

— Así que tengo que esperar... Es lo menos, pobrecito. Seguro su mañana ha estado ajetreada — susurró apoyando la frente en la puerta, sintiendo cómo el corazón se le aceleraba por el solo hecho de pensar que Luffy estaba del otro lado de la puerta.

Pasado el tiempo, Nami golpeó la puerta y habló en voz alta diciendo que venía de la revista Baroque, intentando sonar más ronca de lo normal para que él no la reconociera y así poder sorprenderlo. Escuchó que alguien sacaba el seguro de la puerta y entonces pudo verlo, después de varios días y de muchos intentos fallidos por encontrarse con él, finalmente estaba ahí, frente a ella, con una bata de baño, el cabello mojado y el rostro algo desganado.

— Oh, ¿ya comenzamos? Deme un segundo por favor, acabo de salir de la ducha y necesito ponerme algo adecuado. Esta es la sala de estar de mi suit, así que puede sentarse donde guste, vuelvo en seguida — le explicó Luffy, con tono de voz monótono y algo aburrido.

— No te preocupes, puedo esperar — dijo Nami aún de pie junto a la puerta, aguantándose la risa.

Se sentía muy nerviosa por volver a verlo y por notar que él aún no se percataba de su verdadera identidad. De pronto vio que el chico se frenó a mitad de la habitación, se volteó a verla y avanzó hacia su lado con un par de zancadas. Le corrió el despeinado y rubio flequillo de la frente e inmediatamente el rostro se le iluminó. Sin decir absolutamente nada, la apresó entre sus brazos y la arrinconó en la muralla, dejando reposar su frente sobre la cabeza de su querida novia. El corazón le había dado un vuelco, sentía que le latía tan fuerte que incluso Nami podría oírlo, pero le daba igual, al fin podían verse.

Entre letras y amoresWhere stories live. Discover now