V

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— ¿¡QUÉEE!? — había exclamado Kaya, observando atónita a su jefa.

— ¿¡Así que era usted la chica de las fotografías y se lo estaba guardando!? — volvió a decir la rubia, sin poder creer lo que acababa de escuchar.

— Shhhht, baja la voz, tú también Luffy, si alguien los escucha vendrán a molestarme y es lo que menos quiero — dijo la pelinaranja, llevando su dedo índice a los labios para hacerles un gesto de que se callaran. 

— Así que tú eres la chica. Escucha, soy el representante legal de Luffy, mi nombre es Usopp, es un gusto conocerte pero lamento informarte que no podrás tener ningún tipo de relación con mi cliente debido a que — había comenzado a decir, pero el moreno lo detuvo al instante cubriéndole violentamente la boca.

— Nami, lo siento mucho, fui un descuidado al no tomar medidas como cubrirme el rostro o algo similar, hay fotos nuestras incluso cuando... Te besé. Lo siento, sé que no se nota mucho que eres tú, pero aún así... Lo que menos quería era causarte problemas. Pensé que como aquí era tan tranquilo, no habría este tipo de gente adicta a las fotografías pero... En fin, lo lamento si te incomodó — mencionó apresuradamente, mirando con expresión aproblemada a la chica.

Nami se quedó un instante observándolo a él, al tal Usopp y a Kaya -que seguía viéndola con ojos de plato- y lo único que pudo hacer ante la situación fue largarse a reír. ¿Cuándo habría pensado en tener ese tipo de drama en su apacible vida? 

— Luffy, escucha. Tú también, eh... Usopp. Con Luffy no somos nada más que conocidos, ayer lo conocí, le mostré los alrededores y nos besamos sin querer, pero no hay nada más que eso. No prentendo armar un escándalo por las fotos ni mucho menos, además, ni siquiera pareciera que soy yo. Aún así, lo mejor es que te alejes de la librería, no sería bueno para tu imagen que vean que te involucraste con una persona común y corriente y... Tampoco quiero que las personas vengan a molestarme, ¿de acuerdo? — confesó, cruzándose de brazos mientras observaba a ambos chicos. Luego tendría tiempo para discutir el asunto con su ayudante.

— Nami... — susurró el moreno, quitando la mano de la boca de Usopp mientras la observaba algo dolido.

— Bien, trato hecho, de todas maneras, como representante de Luffy, te indemnizaré por la exposición de tu imagen, aún cuando no se note que eres tú. Debes darme un par de datos y — pero nuevamente no pudo terminar de hablar. 

— No es necesario, no quiero dinero ni nada que venga de ustedes, solo les estoy pidiendo que se marchen de la librería y que, dentro de lo posible, no vuelvan más —les pidió la pelinaranja, esta vez con semblante serio. 

Feliz habría aceptado una buena suma de dinero, pero sentía que con ello se estaría aprovechando de los momentos que había compartido con el actor y de la sinceridad con la que se dirigió a ella. Además, no sería algo que se ganó con sus propias manos. 

Le había dolido verbalizar las últimas palabras, no obstante, le dolió aún más ver la expresión de Luffy, ¿por qué estaba poniendo una cara tan apenada si se conocían desde el día anterior y ya? No lograba entenderlo, y mucho menos le encontraba lógica al sentirse así de mal por pedirle a un extraño que no volviera más.

— Bien, no me verás más aquí en la librería, pero podemos hablar por Onegram, ¿verdad?

— Claro, nadie sabrá que somos conocidos por esa aplicación.

— Entonces no hay más que decir, Luffy, nos vamos, esta noche comenzamos con los preparativos del rodaje — dijo Usopp, y entonces ambos hombres desaparecieron de la pequeña librería.

Entre letras y amoresWhere stories live. Discover now