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Rápidamente se puso de pie y tomó a Nami por la cintura para besarla, pero entonces la puerta se abrió de golpe, dejando ver a Nojiko que, tras ver la escena, dejó caer su bolso y cerró con un fuerte portazo, frunciendo el ceño.

— Nami, ¿¡qué estás...!? — exclamó dando enormes zancadas hacia su hermana para arrebatarla de los brazos del moreno, al que fulminó con la mirada.

— Tranquila Nojiko, no estamos haciendo nada malo — dijo Nami, intentando separarse de su hermana para regresar al lado de Luffy, pero ésta no se lo permitió y siguió afirmándola fuertemente por uno de sus brazos.

"De todas maneras lo más salvaje ya lo hicimos hace rato" — pensó intentando no reírse para no ser (más) regañada.

— ¡Salgo por un par de horas a hacer mis cosas y cuando llego te encuentro en brazos de un tipo! TÚ, fuera de esta casa, ¡ahora! — gritaba la morena sin detenerse a escuchar protestas, sin embargo, Nami le hizo un gesto a Luffy para que no se moviera de su lugar.

— Nojiko, respira, anda, vamos... ¿Nos viste hacer algo malo? No, ¿verdad? Solo estábamos jugueteando entre nosotros, no es motivo para que hagas que mi novio se marche. Además, íbamos a lavar los platos ahora, pero si quieres lo haces tú — le decía Nami intentando calmarla.

— ¿Novio? No me habías hablado de él... — comentó Nojiko un poco más calmada, soltándola y observando su entorno; en realidad parecía que todo estaba en orden.

— No te comenté sobre él porque nunca pasamos mucho tiempo juntas, pero ahora te lo presento. Nojiko, él es mi novio, Monkey D. Luffy. Luffy, ella es mi hermana mayor, Nojiko. Espero que puedan llevarse bien — dijo la pelinaranja, caminando hacia el lado del moreno para tomarse de uno de sus brazos.

— Lamento la intromisión, hermana de Nami. Espero no causarte muchos problemas — le expresó el chico, extendiéndole su mano libre para que la morena se la estrechara.

— Sí, como sea, es un gusto Luffy... ESPERA, espera, ¿dijiste MonkeyD.? Dios, ¡NAMI! ¿¡Por qué no me lo contaste antes!? Yo... Es decir, tú... Lo siento, lamento haber actuado tan gruñona recién, es solo que no quiero que nadie pase a llevar a mi hermanita... Y lo reitero, no porque seas famoso te creas que voy a dejar que le hagas daño. Pero en fin, es extraño conocer a alguien famoso de esta manera, no lo sé, lo imaginaba mucho más... Glamoroso  — empezó a decir la morena de forma atropellada, estrechando la mano del chico antes de dirigirse a su sofá para dejarse caer en él. 

— Bueno, supongo que los famosos no somos tan sorprendentes después de todo — bromeó Luffy, rascándose la nuca.

— Oh no, no me refería a eso, es solo que es tan extraño ver a una estrella como tú, de pie en el living de nuestro hogar, con ropa casual y sin todo ese maquillaje que les ponen. Pero déjame decirte algo, luces mejor en persona — contestó la morena, sonriendo un poco incómoda al recordar la expresión que puso el chico en cuanto la vio entrar a la casa gritando que se fuera.

— Ustedes... Saben que, aunque sean jóvenes y ya estén algo mayores, deben respetarse y no hacer cosas indebidas en casas que comparten con otras personas, ¿verdad? — añadió cambiando de inmediato su expresión a una mucho más seria. 

— Claro que lo sabemos, ¿qué?, ¿nos ves cara de estar necesitados? Como sea, Luffy ya se iba así que... Iré a dejarlo al camino y regreso — le dijo la pelinaranja a su hermana, para luego dirigirse al moreno — no te preocupes por los platos, por esta vez yo los lavaré —.

Y sin querer pasar más tiempo en compañía de Nojiko, tomó a Luffy de un brazo y se lo llevó afuera. Sabía que si lo dejaba estar un poco más, empezaría a hablar cosas innecesarias -como que, en realidad, ya habían hecho un par de cosas que seguramente le molestarían-. Una vez que estuvieron fuera, Luffy comenzó a reírse a toda voz.

Entre letras y amoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora