Entre letras y amores

VIII

— ¡Y CORTEN! Luffy, ven aquí un segundo, necesito discutir un par de cosas contigo — había ordenado de pronto el director del rodaje, llamando al pelinegro hacia un rincón del escenario en el que llevaban a cabo la escena de la llegada de los exploradores al lugar.

— Escucha, estás demasiado distraído como para parecer siquiera que estás llevando a cabo una importante labor de escape... ¿Qué ocurre? Solo te veo mirar la pantalla de tu móvil a cada instante y es a lo que más le pones entusiasmo — decía el enorme hombre de cabello azul, arreglándose el cuello de su extravagante camisa hawaiana. 

— No es nada. Es decir, sí hay algo que me tiene con la cabeza un poco ocupada, pero prometo concentrarme más — contestó Luffy, agachando la mirada al tiempo que sentía que Robin se acercaba a él.

— Disculpe señor director, Luffy ha estado un poco conmocionado con la llegada a este lugar y con el hecho de que usted sea quien lo escogió para un papel protagónico, todos sabemos que esto impulsará su carrera y eso mismo es lo que lo mantiene un poco nervioso, pero prometo que haremos lo necesario para que se centre totalmente en la película  — intervino la mujer, sonriéndole al director antes de tomar a Luffy de un brazo para llevarlo a su camerino. 

— Lo siento, yo... Sé que estoy más distraído de lo normal, pero no lo puedo evitar Robin. Para ti es fácil, tú trabajas con la persona que quieres junto a ti, en cambio yo— decía el moreno justificando su actuar, algo que extrañamente ocurría.

— No tienes que darme explicaciones, entiendo la situación en la que estás, pero también tienes que ser más consciente sobre ti y tú futuro. De ahora en adelante seré yo quien maneje tus redes sociales y tu celular, no voy a tolerar que tu carrera se vaya al trate de la basura solo porque estás enamorado, ¿entiendes? — le explicó la mujer, quitándole instantáneamente el celular y guardando en un bolsito la Tablet que solía tener el moreno en su camerino.

— ¿¡Pero entonces cómo me comunicaré con Nami!? 

— Creo que deberías aprovechar tus horas libres para visitarla, siempre y cuando te aprendas bien tu libreto y las líneas que debes decir, y que el director esté conforme, ya sabes — contestó volviendo a chequear la agenda electrónica que siempre estaba revisando para no olvidar nada.

Esa tarde Luffy había puesto todo de sí para que las escenas que grabarían en el bosque cercano a la ciudad salieran bien y, en efecto, todos habían quedado asombrados con lo bien que había resultado el rodaje. Les sorprendía el repentino cambio de actitud de Monkey D. Luffy, quien era conocido en la industria como alguien un poco difícil de motivar, ¿qué es lo que lo estaría haciendo actuar de esa manera? 

Terminadas las grabaciones, el equipo del set comenzó a guardar los implementos para moverlos al nuevo lugar en el que estarían grabando un par de escenas nocturnas cuando, de pronto, el director solicitó parar todo para una reunión de emergencia.

— ¡Escuchen todos! He decidido hacer unas modificaciones tanto en el libreto como en el transcurso de la historia, pero no se preocupen, no son cambios muy bruscos, en realidad, creo que es algo que beneficiará al rodaje completo. Si bien la historia se centra en las luchas de los gladiadores por alcanzar la libertad, pienso que añadirle un poco de romance hará las cosas algo más interesantes así que esta tarde contacté a Rebecca, una famosa modelo y cantante que consideré apta para el papel y aceptó la propuesta. Llegará en un par de días, pero espero que la reciban con los mejores ánimos, ¡mañana se les entregarán los nuevos libretos con las modificaciones listas! Ahora pueden irse a descansar, seguiremos mañana a primera hora — había explicado el hombre, caminando directamente hacia donde se encontraba Luffy.