⇝ Capítulo 35

2.8K 179 20
                                    

•──•──•──•✦•──•──•──•HECHOS INESPERADOS

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

•──•──•──•✦•──•──•──•
HECHOS INESPERADOS.
•──•──•──•✦•──•──•──•

El día lejos de volverse aburrido, no dejó de sorprender a la joven Sageness. Tras enterarse de que los Branwell habían decidido volver a Idris, no dudó en encaminarse para ir al apartamento de Magnus con la esperanza de aún encontrar a Lex. Recorrió los pasillos del instituto con rapidez hasta que su mirada se cruzó con la de Alec, se detuvo al verlo sin saber muy bien que hacer. Él siguió avanzando hasta quedar frente a ella y detenerse.

—¿No tendrías que estar preparando tu boda? —masculló mirándolo con confusión.

—¿Ves a alguien haciéndolo? —bromeó el Lightwood tratando de quitarle hierro al asunto.

—Pues ahora que lo dices... —elevó ambas cejas mientras pensaba en los pasillos que había recorrido distraída—, no.

—Mhmh —sonrió sin poder evitarlo y asintió un par de veces fingiendo molestia—, cada día trabajan menos.

—¿Me estás pidiendo que te ayude? —malentendió sintiendo como la molestia empezaba a aparecer—. Mira, he aceptado como he podido el hecho de que vayas a casarte, pero... Esto ya es demasiado.

—No te estaba pidiendo eso —aclaró con rapidez sintiendo como la diversión abandonaba su cuerpo—. Trataba de decirte que no me voy a casar con Lydia.

—Oh.

—Sí, oh —repitió comprensivo al ver la sorpresa que tenía el rostro de la morena—. Me di un tiempo para pensarlo y... Fui consciente de que nunca decidía nada por mí mismo. Así que me cuestioné si realmente era lo que quería.

—¿Y no lo era? —murmuró sin saber muy bien que decir.

—No —respondió acercándose un poco más a Atenea—. Quería darme una oportunidad de tener un nosotros contigo y ver si tú también querías lo mismo.

—¿Eh? Pero tú... —reaccionó tratando de entender lo que estaba diciendo Alec.

—Me equivoqué —habló al ver que la chica se había quedado sin habla—. Tanto en las formas de decirte que me iba a casar con Lydia como en las razones para aceptar dicho casamiento. Y lo siento tanto, Atenea.

—¿Has hablado de esto con Lydia? —cuestionó llevando el tema de la forma más racional posible, pues quería evitar hacerse ilusiones.

—Claro, hemos suspendido la boda —sonrió levemente—. No estaría teniendo esta conversación contigo de no ser así.

La flecha que nos unió » Alec Lightwood | ✓Where stories live. Discover now