⇝ Capítulo 49

1K 64 5
                                    

maratón final: 7/8
AAAAAHHHHH

•──•──•──•✦•──•──•──•EL PRINCIPIO DEL FIN

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

•──•──•──•✦•──•──•──•
EL PRINCIPIO DEL FIN.
•──•──•──•✦•──•──•──•

Volver al instituto resultaba extraño después de tanto tiempo para Atenea. Si bien estaba ahí al ser una situación de emergencia, tras haber descansado entre nada y menos, Alexander estaba más pendiente de asegurarse de que estuviese segura que de otra cosa. Al menos, hasta que llegaron, entonces la seriedad invadió su rostro y la rigidez de su cuerpo volvió.

El motivo por el cual había aceptado llevar a la joven Sageness con él era sencillo: prefería tenerla cerca, donde pudiese cuidar de ella, que no lejos y sin saber si estaba bien.

Habían tenido que ir al instituto tras el aviso que Jace recibió de Clarissa. El submundo había caído en caos y La Clave no daba a basto para poner orden. Por ese mismo motivo, no le sorprendió saber que Aldertree había mandado a todos los shadowhunters disponibles a poner orden en las zonas más conflictivas de Nueva York.

—¿Qué hace ella aquí? —alzó una ceja al ver a Atenea llegar con el joven Lightwood.

—Creéme, si hay una emergencia de esta magnitud, necesitarás mi ayuda —afirmó sonriente.

—Discrepo —bufó el hombre—. Lárgate de aquí, Sageness. Antes de que informe a...

—No vamos a discutir ahora —intervino Alexander—. O me ayudas o dejas de molestar.

—¿De lo contrario qué me harás? —cuestionó Aldertree.

—Lanzarte a los lobos o a los vampiros, dependiendo de mi humor —respondió indiferente, Atenea.

—Eso es lo que haría ella —ladeó la cabeza divertido, Alec—. Yo soy más diplomático. ¿Recuerdas lo que te dije? Le has dado Yin Fen a una subordinada...

—Hum, es verdad —aceptó, Atenea—. Para haber sido médico no sabes nada.

—Y decidme, ¿quién va a creerse esa acusación tan ridícula?

—¿Cuán inteligente consideras a La Clave, Aldertree? —curioseó divertida, Atenea.

—¿Y cuán cotilla crees que es la gente de Idris? —planteó la idea Alexander—. Y tu estás de una investigación de La Clave de acabar en una isla perdida en medio de la nada.

—¿Quieres que aceleremos ese proceso? —alzó ambas cejas expectante, Atenea.

—Desde ahora, estoy al mando —afirmó Alec—. No vuelvas a amenazar a mis allegados jamás.

La flecha que nos unió » Alec Lightwood | ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora