Odiar

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—Claro que no.

—Claro que sí.

—Dije que no.

—Y yo te estoy diciendo que sí.

Hermione se rió. Estaba recostada en la cama y su cabeza caía hacia abajo en el borde; miraba a Draco —o a un Draco al revés—, que se hallaba a unos cuantos metros, sentado en un sillón y leyendo.

—Bueno —dijo ella, llevándose el último pedazo de un palito de regaliz a la boca—, entonces dame un ejemplo.

—¿En serio? —preguntó él, más por incredulidad que por duda genuina.

Ella asintió.

Lo miró pensar, sobre todo cuando cerró su libro para hacer ademán de que se perdía en sus pensamientos. Hermione solo lo observó, aún mirándolo de cabeza y esperando su respuesta.

—Ese día... El baile —dijo él, mirándola. Ella alzó una ceja—. Ese día te dije que te veías hermosa.

—Sí, justo antes de que tu narcisismo saliera a la luz y dijeras que me veía más hermosa estando contigo.

Draco abrió la boca para protestar y luego la cerró, sin municiones. Ella volvió a reír y se acomodó en la posición correcta antes de que la sangre se le subiera a la cabeza.

—No dije mentiras —se escudó.

—Ese ejemplo no cuenta, dime otro.

Él resopló ruidosamente y se resbaló en el sillón, como si ya estuviera cansado de ser humillado.

—Recuérdame por qué me estás pidiendo esto.

—Porque tú dijiste que eras el ser más romántico del mundo, y no es cierto.

—Apuesto que habrá gente que creerá lo contrario —aseguró él, regalándole una sonrisa desde la distancia.

Hermione rodó los ojos con una sonrisa. Se sentó por completo en la cama y luego se bajó de esta. Caminó hasta el sillón donde estaba Draco —al tiempo que este se acomodaba— y luego se sentó en su regazo.

Él la abrazó desde la cintura y le sonrió cuando ella lo miró.

—Solo acéptalo —le dijo ella, medio divertida—. Tienes ese aire misterioso y de chico malo. Por eso lo romántico no te queda.

—Todo me queda, Granger —murmuró con egocentrismo. Se acercó a ella para dejarle un rápido y sencillo beso en los labios, luego se alejó—. Es solo que el romanticismo no es mi fuerte. Pero he leído muchos libros; si quieres que sea un romántico, puedo ser un romántico.

—¿Solo así?

—Solo así —dictó. Ladeó la cabeza, mirándola—. Haré todo lo que quieras que haga, incluso si es ilegal.

Hermione frunció el ceño.

—¿Por qué te pediría algo ilegal? —preguntó.

—¿Acaso eso no excita? —replicó con diversión. Al ver que ella siguió sin entender, alzó una mano y acomodó sus rizos detrás de su oreja, pero dejó su mano en su nuca para acercarla—. ¿Nunca has sentido la emoción de saber que hay alguien que está dispuesto a hacer hasta las cosas más horribles solo por ti?

—Yo... Bueno, no...

—Lo tienes ahora —dijo y sonrió. Pero no fue una sonrisa dulce, fue una sonrisa que decía algo como: es en serio, no estoy mintiendo sobre esto—. Haría cualquier cosa.

Ella sonrió de lado.

—¿Hasta ser un romántico?

Draco rodó los ojos, divertido, pero asintió con la cabeza.

DíasWhere stories live. Discover now