Atención

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Si Hermione había creído que había avanzado un paso con Malfoy, ciertamente tres semanas después habían retrocedido dos menos. Ella no tenía idea de cómo aún no se habían matado. Malfoy era la persona más desagradable que alguna vez había conocido y había sido una tonta por creer que podría llevarse bien con él. Si querían tener al menos una convivencia sana debía ser apoyo mutuo, y él no estaba poniendo de su parte. Siempre hacía todo lo que ella le decía que no hiciera, aprovechaba cualquier ocasión para molestarla y, cuando ella le respondía mejor, era él quien se indignada y le decía cosas hirientes. El miércoles pasado, Hermione estuvo tan cansada de Malfoy que le dolió la cabeza y pidió que no hubiera investigación ese día.

Al menos se las había arreglado para que Malfoy no arruinara su cumpleaños. Se había obligado a olvidar que él existía y había pasado una 'tarde de chicas' junto a Ginny y Luna.

Era un martes por la noche, y el toque de queda ya había pasado, por lo que ahora ella se hallaba envuelta en sus mantas e intentando dormir. Tal parecía que debía añadir el insomnio a su larga lista, porque con hoy eran cinco días seguidos de no poder conciliar el sueño. Hermione se movía de un lado a otro, apretando los ojos con fuerza para buscar ese sueño que antes la envolvía, pero lo único que lograba era frustrarse.

Se preguntó qué estaría haciendo ella en estos momentos si hubiera aceptado el puesto de Premio Anual que Minerva le había ofrecido. La habitación que le entregaban de la Torre de Gryffindor habría sido perfecta para su investigación y podría estar horas en el caso incluso pasando el toque de queda, pero no era justo. Ser Premio Anual conllevaba cumplir obligaciones, como sus rondas por la noche, su preparación con los prefectos o su autoridad para mantener el orden. Todas cosas que ella no podía poner prioridad si debía estar en la investigación. Era frustrante cómo su sueño (que poco después dejó de serlo) de todos sus años en Hogwarts no podía hacerse ahora que debía poner prioridad a otras cosas... Otra cosa. Rechazar el puesto de Premio Anual fue una decisión dolorosa, pero sabía que era lo correcto. Al menos estaba feliz de que el puesto hubiera sido otorgado a Ginny, al igual que a Neville; ambos habían hecho notar mucho liderazgo durante la Guerra.

Se sentó sobre la cama y suspiró sin importarle que pudiera despertar a algunas de sus compañeras. Observó el pequeño reloj que tenía a lado en su baúl y se dio cuenta que eran las dos de la mañana. Aún quedaban cinco horas para que la alarma de su varita sonara y ella aún seguía sin poder conciliar algo de sueño. Ni siquiera estaba cansada, milagrosamente. Se había acabado la poción para dormir y no quería ir a despertar a Poppy, así que necesitaba hacer algo que la dejara exhausta para regresar a su cama y dormir. ¿Pero qué? Una idea vaga y loca pasó por su cabeza y casi se echó a reír ante ello. Lo había visto en películas y programas de televisión cuando era pequeña, pero siempre creyó que era algo superficial. Sin embargo, un minuto después ya se hallaba a lado de su cama dando saltos de estrellas y haciendo sentadillas. Se sorprendió cuando encontró su cuerpo sin cansancio alguno. Tal vez lo que necesitaba era cansar a su mente.

Dio una mirada a su cama, como dándose una última oportunidad para que el sueño llegara, pero cuando no fue así, sacó un jersey de su baúl y se lo pasó por encima antes de salir del dormitorio con sumo cuidado de no despertar a nadie. Bajó las escaleras y luego salió de la sala común. Había tomado el Mapa del Merodeador que Harry le prestó antes de venir a Hogwarts y con eso observó las rondas del señor Filch.

Caminó en silencio, sin preocuparse de miradas sobre ella debido a que todos estaban dormidos en sus salas comunes. Llevaba su pijama más encima su jersey, que se arremangó más a sí misma cuando pasó por un ventanal y la fría noche de octubre la golpeó. Llegó hasta las puertas de la biblioteca y sacó su varita para murmurar el hechizo y abrir las puertas de roble. Como si creyera que alguien podía atraparla a estas alturas, asomó su cabeza y miró hacia su alrededor para comprobar que, en efectivo, estaba sola y no había nadie cerca. Se adentró al lugar, sin miedo, y cerró las puertas tras suyo.

DíasWhere stories live. Discover now