━━ prólogo

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LA MALDICIÓN

—¡No se puede lastimar a un bebé! —gritó Hermione, alzando la mano alarmada para detener la varita que Harry había alzado, apuntando hacia el mortífago que ahora tenía una cabeza de bebé en un cuerpo mayor.

Era ridículo decirlo, pero ella sabía que tenía razón, el mueble donde había caído estaba hechizado con el tiempo, por lo que la mente de ese hombre apenas sabía qué hacía. Harry pareció estar de acuerdo con ella, o estaba demasiado preocupado como para discutir porque bajó su varita. Pronto escucharon pasos acercándose a ellos; sus gritos debieron haber atraído a los demás mortífagos.

—¡Vamos! —Harry llamó, agarrando por instinto la manga de Hermione para arrastrarla lejos, Neville siguiéndolos por detrás.

Los tres corrieron hacia la puerta que estaba más lejos de los crecientes pasos que los aterraban, pero de repente, dos mortífagos aparecieron justo donde ellos estaban corriendo. Harry los desvió a la izquierda y ella y Neville lo siguieron con rapidez, llegando hasta la puerta más cercana y cerrándola apenas entraron.

—¡Collo...! —Hermione comenzó a decir, pero el encantamiento para sellar la puerta no se terminó cuando esta se abrió de golpe.

—¡Impidimenta! —gritó una voz desconocida y, antes de que la morena pudiera prevenirlo con un escudo, ya había sido lanzada por los aires y pronto se estampó con una estantería. Apenas alcanzó a levantar las manos para cubrirse de la avalancha de libros que cayeron sobre ella.

Hermione se obligó a salir de entre su tumba de libros y sacudió sus manos para poder encontrar a Harry; él había sido lanzado contra un muro de piedra y, por la vidriosa mirada que tenía, ella supo que estaba demasiado aturdido como para moverse.

—¡Ya lo tenemos! —alardeó uno de los mortífagos.

Ella se aterró, comenzó a buscar a sus alrededores con la esperanza de encontrar alguna salida o al menos algo para silenciar al hombre encapuchado, cuando de pronto, algo hizo clic en su cabeza: ¡silenciar!

—¡Está en la oficina de...!

—¡Silencius! —Hermione gritó, recordando y agradeciendo a su clase de encantamientos. Ella pudo ver cómo el hombre intentaba hablar y gritar, pero ningún sonido se emitía de su boca, parecía incluso aterrorizado.

La morena se permitió una ligera y pequeña sonrisa orgullosa, pero su semblante se volvió serio de nuevo cuando el segundo mortífago hizo a un lado a su compañero mudo y alzó su varita.

—¡Petrificus totalus! —Harry gritó antes de que ella pudiera pensar en algo, y el cuerpo del hombre cayó rígido como una piedra e incapacitado al suelo.

Hermione alzó ambas cejas con sorpresa y asombro.

—Bien hecho, Ha...

Ella se detuvo cuando un dolor punzante atravesó su pecho, cortándole la respiración. El mortífago al que había hecho callar, había hecho un especie de movimiento que nunca había visto en sus libros y una llama púrpura voló desde el extremo de su varita hasta que explotó en Hermione.

—¡Oh! —dijo con sorpresa, y se aterrorizó al escuchar la debilidad de su voz.

Pronto, el calor que se había centrado en su pecho se había extendido por cada parte de su cuerpo, sintiendo como si un veneno recorriera cada célula de él. Se sintió envuelta en un horrible ardor que amenazaba con hacerla gritar, era como si estuviera canibalizándose, sus huesos se convirtieron en líquido, sus nervios se enfriaron y poco a poco sintió cómo su cerebro estaba apagándose.

No podía pensar nada coherente y lo único que apenas entendía era que fuera lo que fuera que el hombre había hecho, estaba doliendo demasiado. Ella solo quería que se detuviera, el ardor estaba cubriendo cada parte de su cuerpo y solo quería gritar. Esto era el final, ella definitivamente iba a morir esta noche...

Estaba tan atenta a su dolor que ni siquiera se dio cuenta que estaba cayendo al suelo hasta que su cráneo se estampó contra el duro suelo de piedra, permitiendo que esta vez su cerebro hiciera corto circuito y haciéndolo bombear rápidamente.

Ahora, su visión se estaba oscureciendo con una quemante niebla cegadora, incapaz de enfocar lo que sucedía a su alrededor, podía escuchar un chillido en los oídos que le impedía escuchar lo que los demás decían, y apenas podía sentir la sensación de llamados a sus costados, su pecho ardía y palpitaba con tanta rapidez que ella creía que iba a explotar en cualquier segundo.

Nunca antes había sufrido un accidente así, y esto no era una maldición cualquiera, ella jamás había leído sobre magia oscura que la hiciera sentir de esta manera, esto era nuevo... Pronto comenzó a sentir el terrible horror de la muerte frente a sus ojos... Nunca más vería a sus padres, ni a Harry, Ron o Ginny...

Ya no podía pensar más, cada parte de su cuerpo ardía y dolía, solo quería que el dolor se detuviera.

Lo último que ella pudo ver antes de que la niebla cegadora nublara por completo su visión para hacerse negra, fue a Harry poniéndose a su lado y gritando su nombre —uno que se escuchaba como una voz muy lejana y dolorosa—, y la morena supo que, por el miedo que había en su expresión, él ya no esperaba verla con vida.




























———

Esto es demasiado corto pero es solo el comienzo para que entiendan todo lo demás. A partir del próximo sábado comienzan los capítulos. Y sí, ya sé que es mucho tiempo pero los capítulos largos duran en escribir como tres o cuatro días cuando estoy bien ocupada, y más ahora que ya voy a entrar a la prepa again :(

—nico🐑

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