Capítulo 3: La Colombe Café

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Lexie

Las últimas 3 semanas han sido un dolor de cabeza total. Exámenes de mitad de curso, entregas de trabajos e investigaciones, buscar cartas de recomendaciones para postular a la escuela de leyes, intentar encontrar una pasantía decente para el verano, el trabajo a medio tiempo en el café y todo lo que cursar el último semestre de universidad en Columbia significa.

Nik se ha estado quejando de lo poco que nos hemos visto en estos días, pero la verdad es que la intento evitar porque cada vez que hablamos termina sacando el tema de lo mucho que se divirtió con la banda ese día y de cómo ha tenido que poner mil excusas por mí a los planes que Will le ha sugerido desde ese pasado viernes. Por más que intento explicarle, no entiende cómo es posible que alguien no quiera pasar más tiempo con ellos.

Puede que la haya pasado algo bien ese día... a quién engaño, la pasé más que bien. Fue mucho mejor de lo que esperaba.

Logan tiene un talento para preparar las mejores margaritas que he probado hasta ahora, Josh tenía talento en la cocina después de todo, y Will fue Will toda la noche. Nos reímos un buen rato escuchando las anécdotas que ellos contaban sobre la banda mientras bebíamos, comíamos y escuchábamos canciones que recién estaban en proceso.

Sin embargo, sé que eso no significa nada. Es poco probable que nos volvamos a ver, y por más que Nik insista, estoy segura de que pronto conocerá a otras personas y pasará de ellos como siempre lo hace. Y una vez que eso suceda, yo tampoco tendré conexión alguna con ellos y todo quedará en nada. Siempre ha sido así y no veo porqué esta vez sería diferente.

Escucho que alguien grita mi nombre por encima del ruido del tráfico y me saca de mis pensamientos. Es Cassidy, la chica que trabaja conmigo en el café, quién es algunos años menor que yo.

—Ya acabó tu descanso, te necesito en la caja —me dice.

Cassidy y yo no somos muy cercanas, pero sé que puedo contar con ella para cualquier cosa. Hace poco llegó a la ciudad desde Filipinas y recién se está acostumbrando. Es bastante sencilla y dulce, jamás le haría nada malo a nadie; o al menos esa es la impresión que tengo de ella en estos 4 meses que llevamos trabajando juntas.

—Voy —le respondo a pesar de que ya entró a la tienda y sé que no me escuchará.

El café está un poco concurrido al ser un sábado por la mañana, sobre todo porque hay un evento en el Bryant Park justo enfrente del local. Debido a eso, estoy haciendo doble turno: anoche y hoy.

Me estoy colocando el delantal del uniforme detrás de la caja, cuando siento que un murmullo se extiende por toda la tienda luego de que alguien entra.

—Hola —escucho que me dicen con ese tono absurdo que ya conozco.

—Will —levanto la mirada. No sólo es él, está acompañado de Josh—, ¿qué les trae por aquí?

—Ya sabes, lo usual. Un café para empezar el día, probablemente un bagel, que mi barista favorita disfrute del privilegio de verme de nuevo, tal vez repetir las margaritas de la otra noche.

—Ey, estoy seguro que disfrutará más de cocinar algo conmigo de nuevo —interviene Josh y me guiña un ojo.

Esa noche en su apartamento me di cuenta que Josh era incluso más confiado en sí mismo que Will. Aunque su confianza era distinta, mucho más sobria. Sabe lo que le gusta, sabe lo que quiere, tiene sus metas muy claras, y, sobre todo, sabe priorizar sus compromisos y tiene claro que el principal es la banda. También noté que es un poco callado, reservado, bastante independiente, pero ha hecho de todo por sus amigos según las anécdotas que me contaron.

Un susurro para JoshDonde viven las historias. Descúbrelo ahora